El Festival del Bambuco

Neiva y el Huila fueron escenario vivo de la Tierra de Promisión visualizada por el inmortal poeta y escritor opita José Eustasio Rivera. Los valores artísticos florecieron y se manifestaron a granel durante el quincuagésimo tercer aniversario de este posicionado festival que desborda las fronteras regionales. Propios y extraños saboreamos la exquisitez del arte musical, coreográfico, vestuario, colorido, danzas. La presencia de las autoridades le dio una impronta de seriedad y cariño por nuestras tradiciones. Todo el departamento del Huila vibró con la ya tradicional fiesta de San Pedro y San Pablo. Nuestro pueblo tiene identidad cultural y un pueblo con identidad cultural puede mostrarse, sin “chauvinismo” malsano, como una muestra digna de imitar.
Aprovecho esta columna para felicitar a todos los organizadores. Todos trabajaron denodadamente; no se ahorró esfuerzo alguno. No quiero mencionar a ninguno porque de pronto puedo ser injusto al olvidar a alguno. Cada día más me enamoro del pueblo opita. El cariño y la calidez de sus gentes son un reto para seguir sirviendo mejor. Me duele que un pueblo tan lleno de valores, no esté a la altura de las exigencias de los tiempos. Nuestra malla vial está destrozada. Se ha hecho mucho, pero falta mucho por hacer. La industria sin chimeneas estará a la vanguardia de la economía, junto con el café, la piscicultura, la ganadería y los hidrocarburos, con excelente infraestructural vial, hotelera, restaurantera. El mayor recurso es el talento humano, que debe formarse cada vez mejor. Recordemos que un turista satisfecho trae más turistas. Hay que anotar que la señalización de las vías es casi nula. Las guías turísticas, casi no existen. Hace falta que el gobierno le dé más apoyo a las escuelas de danzas, música y en general a todas las artes escénicas. El pueblo griego estuvo en el cenit del desarrollo, cuando mostró con sus artes la grandeza de su pueblo.
Florencia, la capital más culta de Europa durante los siglos XIII y XIV era un hervidero de artistas. Arte que se veía en las calles y se traducían en los diferentes talleres de escultura, pintura y arquitectura. Si hay algo que caracterizó a los Médicis, fue su apoyo a la cultura; hasta tal punto que entró al vocabulario la palabra mecenas, para indicar a aquellas personas que apoyan el arte.
La velada de elección y coronación estuvo enmarcada en el arte musical del Huila. Muy acertada la programación. Se trata de exaltar nuestro valores: el Sanjuanero, el Bambuco. Los grupos que intervinieron en los entremeses brillaron por el arte y la identidad cultural de nuestra región. Los niños y los jóvenes al ver estas tradiciones, van a vivirlas en el futuro y más aún, las irán a promocionar. Un pueblo sin raíces, está llamado a ser dominado por otras culturas. Mostremos lo que somos, sin arrogancia, pero sí con la seguridad y la alegría de lo que somos. Felicitaciones a la directora del Festival, la doctora Alicia Anaya. Todo excelente. Algunas observaciones las haré en forma privada, para mejoramiento de nuestro festival. El Record Guinness con el baile folclórico fue todo un éxito. Gracias al club Campestre, a su presidente, el doctor Mario Fernando Silva Muñoz y a Frank Corredor por haberlo logrado.
* Obispo de Neiva