La Nación
El final de la vida, ¿una decisión? 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El final de la vida, ¿una decisión?

Sergio Felipe Salamanca Borrero

 

En esta oportunidad me gustaría compartir con ustedes, mis reflexiones respecto de uno de los proyectos de ley, que a mi juicio, es uno de los más interesantes, polémicos e importantes, que se haya tramitado ante el Congreso colombiano en años recientes. El proyecto de ley en cuestión, es el No. 063 de 2020, el cual es liderado por el Representante a la Cámara Juan Fernando Reyes Kuri y mediante el cual se busca reglamentar uno de los temas más sensibles e incluso tabú de toda sociedad, la Eutanasia.

Lo anterior queda perfectamente reflejado en el hecho de que en la mayoría de ordenamientos jurídicos podemos encontrar abundantes referencias legales y constitucionales respecto del derecho a la vida y su protección, sin embargo y en contraste, son pocos los ordenamientos que se han aventurado a abordar y reglamentar el derecho a morir dignamente. En el caso Colombiano, tal como ha sucedido con otros temas tabú, ha sido la jurisprudencia constitucional la que se ha encargado de “reglamentar” los aspectos relativos a la Eutanasia, siendo la acción de tutela el mecanismo más recurrido para solicitar la aplicación de este procedimiento.

Dicho lo anterior, procederé a exponer los aspectos que estimo oportuno destacar del proyecto de ley en cuestión: i. Para comenzar, se reconoce de forma expresa a la muerte digna como derecho fundamental; ii. Se consagran los requisitos que deben cumplirse, así como las etapas y el órgano técnico y multidisciplinar que estará a cargo de verificar el cumplimiento de estos requisitos; iii. Reconoce el derecho que tiene el profesional de la salud de objetar conciencia, permitiendo recurrir a una lista de profesionales que no objetan conciencia; iv. Excluye de toda responsabilidad penal a los profesionales de salud que han practicado el procedimiento con apego a la ley; y vi. Da un rol protagónico y nuclear al consentimiento de la persona, por medio del Documento de Voluntad Anticipada.

Como se puede apreciar, el proyecto se encuentra estructurado de una forma en la que vela por las garantías y derechos de todas las personas que intervienen en la práctica de este tipo de procedimientos. Ahora bien, con lo dicho hasta este punto no pretendo hacer apología a la Eutanasia, mi intención es invitar a reflexionar sobre la importancia de que en un país con una pluralidad de credos, culturas, formas de ver y entender la vida y la muerte, como Colombia, exista una reglamentación clara, respecto de la Eutanasia.