El Departamento del Huila se convirtió en un lugar apetecido para la explotación minera a gran escala pero desafortunadamente para afectar su tesoro más preciado como son sus recursos naturales.
Las últimas informaciones dan cuenta que se están haciendo estudios de exploración en la cuenca del río Las Ceibas, única fuente abastecedora del acueducto de Neiva, lo cual es inexplicable teniendo en cuenta la transformación que sufre el subsuelo cuando se presentan actividades de explotación petrolera.
Desde hace varias décadas (e incluso siglos) se ha identificado nuestra región por ser rica en minerales.
Desde la colonia, cuyo principal objetivo se centró en la explotación minera, se convirtió esta parte de los nuevos territorios descubiertos en una fuente casi inagotable de minerales que llevaban a España a socorrer sus amainadas arcas.
Al Huila siempre se le ha reconocido con un gran potencial mineral. El nombre del municipio de La Plata, lo debe a la explotación en la colonia de este mineral. También se encontró oro y aún se puede obtiene de manera aluvial.
Pero lo que transformó al Departamento fueron los hallazgos de petróleo, teniendo en cuenta la utilidad que se descubrió con la revolución industrial como insumo de combustibles y otros derivados necesarios para la industria.
Podríamos hablar que en la minería hay distintos tipos de impactos ambientales de acuerdo a los métodos de explotación y a la zona donde se explote; una cosa es explotar el petróleo en Aipe, en zonas escarpadas poco habitadas, y otra cosa es en cuencas y zonas que han sido identificadas como de reserva forestal, necesarias para la preservación de fuentes abastecedoras de agua.
Hace apenas unos meses se lanzó la alarma de la exploración que se proponía en pleno Páramo de Miraflores en Gigante, y llegó hasta oídos del mismo Congreso de la República a través del senador Rodrigo Villalba Mosquera, con lo cual hubo un pronunciamiento general en contra de estas actividades.
Ahora nuevamente continúa la intención de afectar los ecosistemas y zonas de gran valor en recursos naturales, como lo están procurando en todo el valle del Magdalena, sin mayores consideraciones de socialización y mucho menos por las consecuencias ambientales adversas que acarrearía para este corazón verde en que debería convertirse nuestro querido Departamento del Huila.
Es una voz de alerta que se debe multiplicar a todo lo ancho y largo de nuestra región.