La derecha colombiana ya no esconde su propósito de debilitar el gobierno de Gustavo Petro y su coalición del Pacto Histórico, para luego tumbarlo de la presidencia mediante un golpe de estado blando o duro, según convenga a sus mezquinos intereses, como ya se hizo por la oligarquía peruana contra el gobierno progresista de Pedro Castillo. Gustavo Petro sólo lleva en la presidencia 10 de los 48 meses para los que fue elegido. Hasta la fecha el Congreso, de mayorías tradicionales, sólo le ha aprobado dos importantes leyes: la reforma tributaria que recaudará en este gobierno 80 billones de pesos y el Plan de Desarrollo 2022 – 2026, cuyo costo asciende a $1.155 billones de pesos. Este logro inicial fue en alguna medida fruto de la incertidumbre y la desorganización de la oligarquía colombiana, ante su fracaso electoral de junio del 2022.
Una vez repuesta del miedo, ajustadas las tuercas del engranaje de su gran poder, han comenzado un ataque más sincronizado y eficaz contra el primer gobierno progresista de izquierda en la historia nacional. Hoy intentan impedir que pasen las importantes reformas del cambio democrático. Que la salud sea un derecho y no un negocio de las EPS, afecta el ansia de lucro de los grandes monopolios ligados a ellas. También les merma sus grandes ganancias, una reforma que busca establecer la semana laboral de 42 horas, recuperar el incremento salarial para los festivos trabajados y la jornada nocturna desde las 7 de la noche. La reforma pensional para que todos los viejos colombianos tengan un ingreso básico de subsistencia, les merma el capital de trabajo a los grandes empresarios financieros, con los que han generado enormes riquezas en estos 30 años de neoliberalismo, los terratenientes quieren mantener grandes haciendas, sin importar la seguridad alimentaria del país ni la miseria campesina. Por eso nunca ha podido progresar una Reforma Agraria Integral. El ambiente de violencia favorece los oscuros negocios de esta oligarquía ligada a las mafias, de ahí su oposición a la Paz Total.
Por todo lo anterior, los escándalos y cortinas de humo de los grandes medios de comunicación, en torno a hecho como el polígrafo para la niñera de Laura Sarabia por la pérdida de un dinero, o los recaudos financieros del hijo del presidente en la pasada campaña electoral, mucho más publicitados que las denuncias de Mancuso ante la JEP, sobre vínculos de presidentes, generales, ministros, Congresistas y empresarios, con los grupos paramilitares y los cientos de masacres contra millones de colombianos. Por todo eso el próximo miércoles 7 de junio, los demócratas colombianos debemos salir a las calles a respaldar el gobierno y sus reformas.