La Nación
El milagro de vida al superar el cáncer de seno 1 20 abril, 2024
NEIVA

El milagro de vida al superar el cáncer de seno

Sana, feliz y agradecida con Dios, la Virgen María y todo el equipo médico que trató su enfermedad, Madeleine Rubiano narra cómo sobrevivió al cáncer de seno.

 

En la vida de Madeleine Rubiano y su familia todo marchaba bien, su esposo trabajaba en Estados Unidos y sus hijos acudían a diario al colegio como lo hacen los niños de su edad.

Era agosto de 2018 cuando Madeleine sintió en su seno derecho una masa que jamás había identificado, en ese momento sintió que su vida había terminado. Sin embargo, el amor de su familia y su fe fueron más poderosos y la ayudaron a ganar la batalla.

“Inmediatamente me remití a hacer una ecografía de mama y me encontraron una masa no identificada que pasó a biopsia y fue detectada como un tumor canceroso”.

Lo que para ella era un problema, para su esposo eran decenas de soluciones y formas de actuar para iniciar un procedimiento de recuperación.

Se hizo revisar del mastólogo y se practicó exámenes en los pulmones, estómago y huesos para descartar que el cáncer hubiese hecho metástasis.

Su cáncer estaba en grado tres, es decir, entre los más agresivos. Tanto que la masa que había iniciado de dos centímetros, en un mes, cuando inició su tratamiento en la Clínica Santa Fe en Bogotá, ya medía cuatro centímetros.

Al principio, lo más sencillo era realizar una cuadrantectomía o extirpación de un cuarto del seno y retirar la masa; cuando conocieron que el tumor estaba creciendo a gran velocidad, los médicos le recomendaron que lo mejor era iniciar con un proceso de quimoterapia.

“Me hicieron las quimioterapias, cuatro rojas, una cada 20 días; y 12 blancas, una cada ocho días. Siento que fui afortunada porque allá me dieron un trato excelente y una atención especial. Eso es muy importante por el estado en que uno se encuentra”, explicó Madeleine.

Cada vez que tenía quimioterapia viajaba a Bogotá en carro y una vez terminaba, emprendía el viaje de regreso; pues sabía que las reacciones comenzaban al día siguiente y prefería pasar esta convalecencia en su casa.

Madeleine permanecía acompañada de su mamá y de su suegra, quienes le apoyaban en el cuidado de los niños. Asegura que procuraba al máximo que sus hijos no la vieran en mal estado o que notaran la magnitud del proceso que estaba viviendo.

“Yo procuraba jugar con ellos, pero cuando me daban las reacciones de la quimio me encerraba en el cuarto y mi mamá y mi suegra me apoyaban con ellos, llevándolos a algún lugar para que no me vieran así”.

Pese a todo cuando perdió el cabello su hija que en ese momento tenía 8 años y su hijo 3, recordaron que hacía poco un primito que tenía cáncer, había fallecido sin cabello. Así que inmediatamente relacionaron la calvicie con la muerte.

Mientras al niño le daba miedo acercarse a su mamá, la niña un poco más consiente, comprendió el proceso por el que atravesaba Madeleine quien desde ese difícil momento que llegó a su vida el cáncer encontró en el ejercicio un refugio que la hacía sentir poderosa, dejó el azúcar y comenzó a tomar más agua de lo normal; hábitos que acogió para siempre en su diario vivir.

Un milagro de Dios, de la Virgen María y de los profesionales de la Clínica Santa Fe, hicieron que el tumor que llegó a medir 4 centímetros, al finalizar las quimioterapias, tenía 8 milímetros.

En marzo de 2019 le practicaron la cudrantectomia, pero ella decidió que lo mejor era retirarse completamente sus senos. Le aterraba pensar que volviera a aparecer una masa en uno de ellos.

Ella es un testimonio de que el cáncer de seno si se detecta a tiempo es curable, y aunque no era tan cuidadosa y constante para practicarse el autoexamen, hoy busca que se extienda el mensaje de su historia teniendo en cuenta que si ese día en que se estaba bañando no se hubiese percatado que había algo extraño en su seno, quizás el final sería diferente.