La apuesta de Gustavo Petro, de que todo vale, lo llevó a lo impensable cometiendo un error que le costará la Presidencia de la república, lo que hace varios meses se daba como casi seguro.
Su hermano quien ha sido miembro activo de su campaña política, visitó a varios presidiarios en la cárcel la Picota, donde están recluidos los condenados por corrupción, en una cita previamente concertada, aparentemente liderada por Iván Moreno, condenado por el carrusel de la contratación de Bogotá, que generó un detrimento al erario de 2.2 billones de pesos.
Con el argumento de pretender implementar un “perdón social” la reunión giró en torno a “si podría haber para ellos, una rebaja de penas” relata el hermano del candidato presidencial, “pues a ellos les suena como una simple esperanza de una segunda oportunidad para obtener una vida con sus familias” concluyo Juan Fernando Petro, advirtiendo que en el gobierno de su hermano se tendrá que hablar sobre “reformas a la justicia, reformas transicionales, de la JEP, …. Hay que hacer una reingeniería total en todos los aspectos de la sociedad”. Es claro que el perdón social así expuesto y ofrecido es simple y llanamente un pacto criminal para cambiar votos por reducción de penas.
Petro, inicialmente no dimensionó los alcances de esa barbaridad de la cual tenía pleno conocimiento, y que, como era lógico generó el rechazo unánime de la sociedad colombiana, y mientras mas trataba de explicar mas se enredaba. Aún sigue enredado tratando de justificar infructuosamente que su pacto con criminales presos en la Picota, es producto de un entrampamiento.
Entonces dijo que “moreno no es narco, no es parapolítico. Fue corrupto”, como si la corrupción no fuera una de las perores lacras de esta sociedad que nos cuesta 50 billones de pesos al año, y crece permanentemente por falta de rápida acción de la justicia y sobre todo falta de rechazo y sanción social. ¿Pero acaso, la presencia en esa reunión de Älvaro “el gordo” García condenado por la masacre de Macayepo que fue una sangrienta incursión de paramilitares donde asesinaron 12 campesinos con piedras y garrotes, tampoco le merece rechazo e indignación?
En la reunión de la Picota todo les salió mal. La pregunta es hasta donde le durará el efecto teflón. ¿Estará creyendo que nada le afectará, como creía Trump en la campaña presidencial de Estados Unidos, cuando dijo que “podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”?
Ahora la defensa del Pacto Histórico, como se ha vuelto costumbre cada vez que los pillan con las manos en la masa, es que se fraguó un entrampamiento para afectar la imagen de su candidato, la misma disculpa que usaron para defender al narcotraficante y asesino “Santrich” propiciando su fuga a territorio venezolano, donde después fue abatido.
Después hablaremos de la JEP que Petro está proponiendo para los narcotraficantes.