La Nación
El padre Martínez, en el centro del escándalo 3 28 marzo, 2024
HUILA

El padre Martínez, en el centro del escándalo

Una mujer que dice haber sido abusada sexualmente cuando era menor de edad tiene ‘enredado’ al cura párroco del municipio de Hobo, Jesús Joaquín Martínez. La Diócesis de Neiva puso el caso en conocimiento de la Fiscalía. El religioso sería suspendido.

 

Un escándalo enfrenta hoy la iglesia católica huilense por cuenta de los desafueros sexuales denunciados por una mujer en contra del cura párroco del municipio de Hobo, Jesús Joaquín Martínez.

La protagonista de los graves señalamientos es una administradora de empresas, de 31 años de edad, quien en un escrito divulgado en redes sociales, contó detalles del supuesto abuso, que se habría escenificado en tres parroquias de la capital del Huila.

Dice que los sometimientos sexuales comenzaron en el año 2000 cuando ella junto a su hermana vivían en la casa cural del templo del Espíritu Santo, ubicada en el barrio Chicalá de Neiva.

“El padre iniciaba masturbándose delante de mí, me manoseaba los senos, las nalgas, me desnudaba a la fuerza y me introducía los dedos en la vagina. La primera vez que lo hizo sangré demasiado. Me hacía con la lengua en las partes íntimas. Yo en ese instante sólo cerraba mis ojos. Él siempre me decía al oído en forma de susurro que no me metía el pene porque me dejaba embarazada y que por eso no lo hacía y me metía los dedos a la fuerza porque a mis pantalonetas él le dañaba los cauchos de tanto jalar porque yo no me quería dejar, entonces, los cauchos de mis pantalonetas no duraban”, narra crudamente.

Y agrega: “Él me decía que no fuera a decir nada, que eso era normal, que no le fuera a contar a mi hermana”.

En el escrito, la mujer, cuya identidad no revela LA NACIÓN para proteger su intimidad, cuenta otros detalles sobre los supuestos abusos del sacerdote Martínez Triana, quien además de ser el cura párroco de Hobo, está hoy encargado de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes del municipio de Algeciras tras el suicidio de su titular. “Estos manoseos se presentaron en repetidas ocasiones, incluso, cuando íbamos de viaje con los compañeros de trabajo de él, del Sena, él era capellán del Sena en ese entonces, íbamos en el bus y él me metía los dedos, tapaba con una cobija. Yo me hacía al lado de él porque él así lo disponía y yo pues era una niña de 12 años”, expresa.

Dice además que el sacerdote tiene una finca en La Ulloa, municipio de Rivera, en donde también presuntamente la abusaba. “Él nos llevaba a todas partes y pues nos llevaba a esa finca, con el fin de cuidarnos supuestamente”, sostiene.

La hoy profesional denuncia, así mismo, que el sacerdote Martínez fue cura párroco de la iglesia ubicada en el barrio Las Palmas también de Neiva, en donde habría continuado los abusos. “Las violaciones continuaron y esta vez, más seguido. Inclusive, él me decía que eso lo hacía para ayudarme, ya que mis papás no tenían plata, eran separados y que pobrecitos mis hermanos y que por eso yo debía permanecer con él. Efectivamente, mis padres se habían divorciado, éramos cuatro hermanos, éramos pobres y mis padres nos dejaron al cuidado de él a tres, a mi hermana, a mi hermano y a mí”, añade.

Señala también que los abusos habrían proseguido en la parroquia San José de la capital huilense: “El padre fue trasladado a la parroquia San José, a donde también me llevó a vivir con él. En ese entonces mi hermana ya había terminado la carrera universitaria y vivía sola en un apartamento, mientras que yo continuaba con él en la casa cural”.

El pacto

La presunta víctima del padre Martínez dice tener en su poder un documento firmado por su supuesto victimario en el que acepta los vejámenes sexuales a los que la sometió y pacta además la entrega de $200 millones como reparación.

“Yo a raíz de todo esto que él me hizo, le hice firmar un acuerdo donde yo narro los hechos de los que fui víctima por parte de él, desde los 12 y hasta los 18 años de edad. Hice que él me hiciera una reparación por acceso carnal abusivo. Me dio la suma de $200 millones, pensando que con ese dinero puede remediar las cosas que me hizo, pero yo no quiero ningún dinero, yo quería que él aceptara y asumiera las consecuencias de todo lo que me hizo”, señala la mujer.

El padre Martínez le habría desembolsado a la mujer los $200 millones, mediante cinco transferencias electrónicas, entre el 10 de junio y el 31 de octubre de 2019.

LA NACIÓN corroboró la existencia del documento –no autenticado– firmado supuestamente por el religioso.

 

¿Qué dice la Iglesia?

20 años después de los supuestos abusos, la presunta víctima relató su historia ante el obispo de la Diócesis de Neiva, monseñor Froilán Casas.

Lo hizo el 11 de junio pasado mediante un escrito, el cual fue respondido directamente por el jerarca católico.

“Cada persona es responsable de sus actos, máxime cuando es persona natural y mayor de edad. El sacerdote Martínez tiene que responder por sus actos personales. Si ha cometido delitos debe responder ante la ley civil y cada quien tiene derecho a reclamar, en justicia, lo que crea pertinente”, le contestó el Obispo.

Y le informó: “Le pasaré copia de esta denuncia al señor Vicario Judicial de la Diócesis, quien es el juez eclesiástico para que adelante la investigación preliminar y de acuerdo con el resultado, el Obispo emitirá una suspensión temporal y de acuerdo con la gravedad, será enviada a la Congregación de la Doctrina de la Fe, que podría determinar una suspensión definitiva del ministerio sacerdotal. Lo demás, le corresponde a la ley civil”.

En efecto, el sacerdote Ruber Fierro Cleves, quien es el vicario judicial de la Diócesis de Neiva, asumió la investigación interna en contra del padre Martínez.

Además de llamar a la denunciante a rendir personalmente versión de los hechos, el Vicario decidió poner el caso en conocimiento de la Fiscalía.

En los próximos días, monseñor Casas Ortíz procedería a la suspensión temporal del sacerdote Martínez.

“Para mí es claro que todo juicio humano es parcial. Pongo en manos de Dios, el Justo Juez, quien nos juzgará al final de nuestra vida, para que todo lo que hagamos esté en concordancia con la verdad y la justicia”, expresó el Obispo.

 

“No me voy a referir al tema”

LA NACIÓN buscó al sacerdote Jesús Joaquín Martínez y ante los cuestionamientos hechos por la mujer, dijo: “No me voy a referir al tema”.

La periodista de LA NACIÓN que lo llamó, le insistió en varias oportunidades, pero su respuesta siempre fue la misma.

El padre Martínez tiene 74 años de edad y se ordenó como sacerdote el cuatro de diciembre de 1973.

En Algeciras, el religioso es conocido por su familiaridad con el desaparecido líder político, Ángel Adelmo Martínez Triana.

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