Llega hoy el paro nacional, inicialmente convocado para protestar contra la reforma tributaria presentada por el Gobierno Nacional al Congreso de la República, a su primer mes. Y son varias las reflexiones. Una de ellas es el gran descontento popular que hay hoy contra el Gobierno Nacional, las instituciones, la clase política y en general, la dirigencia colombiana, y sus decisiones.
Ese malestar general no se puede desconocer. Y en esta materia, un mes después, el Estado como tal tiene el reto de escuchar más, de abrirse a un diálogo franco y sincero, de generar empatía y confianza, de hacer una presencia real en las regiones. Es momento de que el Gobierno Nacional haga un esfuerzo mayor para encontrar salidas, a través del consenso.
Segunda reflexión: los casos de abuso policial durante las manifestaciones. Frente a ellos, es necesario que se adelanten las investigaciones y se encuentren a los responsables. Cualquier caso de exceso de fuerza es condenable y no puede ser manejado con consideraciones.
Otra reflexión tras un mes de paro: los bloqueos viales que están destruyendo la economía y la generación de empleo en el país. Atacar a las empresas y dejar sin empleo a miles de personas, no es un acto heroico ni reivindicativo, ni hace parte de ninguna lucha social. Están sumamente equivocados quienes creen que arruinando a los comerciantes, empresarios, agricultores, constructores y otros sectores, es hacer protesta. Y frente a esto, los promotores de los bloqueos deben entrar en razón y escuchar a quienes también protestan y están pidiendo el cese de los taponamientos.
No es justo tampoco con el país la ola de caos y destrucción que algunos están promoviendo a través del vandalismo, los saqueos y los hechos de violencia. En este sentido, las autoridades también deben actuar con todo rigor para llevar a los responsables ante la Justicia.