La Nación
El Presidente que jugaba con fuego 1 16 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El Presidente que jugaba con fuego

 

José Joaquín Cuervo Polanía

 

Autorizado hasta por los propios Uribistas y miembros del Centro Democrático podemos afirmar que Duque está jugando con fuego, está poniendo en peligro el consentimiento fiscal y el contrato social sobre el que se construyó el estado socialdemócrata de los últimos tiempos. Está desnudando las ideologías maquiavélicas que pretendían seguir justificando la desigualdad. Sus provocadoras políticas (no son las primeras) sí que están retando a los colombianos para que se levanten o que se pronuncien de manera contundente.  ¿Quién le podría decir al Presidente Duque que esta pandemia ha empobrecido más a los que ya casi nada poseían y que ha afectado poco a los dueños de todo? ¿Quién le recordará que somos uno de los países más desiguales? ¿Quién le podrá contar que ya entendimos hace rato que las desigualdades no son naturales, sino construidas por una ideología que crea categorías tales como el mercado, la competencia, los beneficios y los salarios, el capital y la deuda” Su Ministro de Hacienda, nunca reconocerá que las desigualdades son “construcciones sociales e históricas que dependen enteramente del sistema legal, fiscal, educativo y político”  (PIKETTY 2020)  Así, en estas condiciones es más que provocador que se invierta en este momento en compra de aviones, que se anuncie una reforma tributaria, para continuar con la pauperización y la miseria, para acabar con la poca clase media que quedaba. Provocador es también que se incentive desde el gobierno y el congreso la evasión fiscal de los grandes capitales, que nos hagan devolver hasta el infeliz subsidio de dos meses en parte del pago de seguridad social que nos quisieron reconocer de nuestros ahorros de largos años.

Presidente, la desigualdad no es económica ni tecnológica, es sobre todo ideológica y política. Y el lenguaje político de la justificación de la desigualdad es el que está usando su presidencia en el momento más crítico de nuestra historia reciente. Anunciar y promover el pánico de que solo tenemos caja para seis o siete semanas, socializar el poco sacrificio que hacen los grandes grupos económicos de este país, es no hacerse responsable de nada en un Estado Social de Derecho. Por favor, no somos idiotas para que nos sigan describiendo el dulce sueño capitalista como la única formula para obtener progreso y bienestar. Ya nos enteraron de la muerte del “metarelato” capitalista. Sus provocaciones hasta nos están haciendo sentir conciencia de clase, nos recuerdan que nuestro progreso no ha sido lineal, ni es el modelo capitalista el que nos va a llevar a la felicidad y a la armonía social y universal, que el progreso y sus cauces seguirán siendo una lucha. Que, si bien el socialismo no fue tampoco la panacea, si nos podemos acercar a posturas fiscales desde la progresividad y la justicia: ¡El que tenga más, que pague más, que contribuya más! La participación, la equidad y la democracia deliberativa también son factores de progreso.