La Nación
EDITORIAL

El Quimbo, sin estrategia

Nuevamente las tensiones sociales afloran alrededor del proyecto hidroeléctrico de El Quimbo, suscitadas por la ausencia de los altos funcionarios estatales que debieron poner la cara hace algunos días frente a las comunidades afectadas. Nuevamente las tensiones sociales afloran alrededor del proyecto hidroeléctrico de El Quimbo, suscitadas por la ausencia de los altos funcionarios estatales que debieron poner la cara hace algunos días frente a las comunidades afectadas. En medio de una gigantesca inversión programada cercana a los 800 millones de dólares, aflora la completa ausencia de mecanismos de prevención de las fricciones sociales que son inevitables cuando de obras de alto impacto ambiental se trata. Los teóricos de la política pública y la comunicación contemporánea denominan “gestión de crisis” a todas las acciones, estrategias y medidas que se adoptan para precaver todas y cada una de las dificultades que encontrará cualesquier proyecto sobre una comunidad grande o pequeña. De tal “gestión” poco o nada se ha visto en el desarrollo de la gran obra sobre el río Magdalena. Ni los entes estatales que han tomado las decisiones de fondo, como el Ministerio de Ambiente, ni el alto gobierno en general y tampoco la multinacional Emgesa han demostrado estar preparados para afrontar los requerimientos, exigencias, posiciones y opiniones de quienes ya padecen el impacto, en primera línea las comunidades que debieron ceder sus tierras. Y un detalle que ha pasado de agache, y que en esta coyuntura debiera considerarse, es el hecho de que el Distrito Capital de Bogotá es uno de los grandes socios de este negocio a través de la Empresa de Energía (EEB); ésta tiene el 51.5% de las acciones de Emgesa, es decir la mayoría aunque, por razones del negocio de energía en la capital, no ejerce el control de la compañía. La nueva protesta, con la amenaza latente de bloqueos y mayores perjuicios a sectores huilenses de por sí ya golpeados seriamente por el cierre del puente Paso del Colegio, no es más que el resultado de la falta de ese tipo de mecanismos de prevención ya aplicados con éxito en muchísimos casos, incluso más complejos, en el mundo. Y no se trata de mera publicidad o propaganda que falsee los efectos de la obra, o de estrategias de seducción por métodos non sanctos; al contrario, se trata de generar efectivos canales de comunicación, oportuna resolución de inquietudes, completa información y al instante de todo lo que esté pasando con el proyecto, espacios adecuados de discusión y formas eficaces de dar tranquilidad a la comunidad frente a las consecuencias. En esta línea han fallado tanto el Gobierno Nacional como Emgesa, y lo que se ha desencadenado no es más que el resultado de esas falencias de comunicación frente a los ciudadanos. Están a tiempo de corregirlas, de darle un vuelco a esa forma un tanto torpe y desatinada de manejar las naturales y justas reclamaciones. A sentarse, a dialogar, a escuchar, a tratar con juicio y seriedad cada problemática, a darle a la comunidad la importancia que se merece. “Se trata de generar efectivos canales de comunicación, oportuna resolución de inquietudes, completa información y al instante de todo lo que esté pasando con el proyecto, espacios adecuados de discusión y formas eficaces de dar tranquilidad a la comunidad frente a las consecuencias”. EDITORIALITO Merecido el reconocimiento público hecho al Comité de Cafeteros por el primer lugar que logró el Huila en la producción del grano. Un esfuerzo significativo, que le llevó muchos años para hacer comprender a los productores que era posible superar al viejo eje cafetero.