Jorge Fernando Perdomo
Alexander Vega debe renunciar, después del monumental oso protagonizado en las pasadas elecciones del 13 de marzo.
Tuve oportunidad de asistir a la última reunión de seguimiento electoral convocada por el Registrador Nacional del Estado Civil, donde se pavoneó por su gran e innovador aporte a la democracia, al modificar la estructura de los tarjetones para hacerlos más funcionales y amigables al elector y los jurados, la selección de jurados de votación renovados en un 70% con jóvenes para garantizar mayor heterogeneidad y supuestamente, suficiente capacitación para hacer de la jornada electoral un éxito total.
Ahora nos venimos a enterar que varios partidos y la coordinadora de la Misión de Observación Electoral, advirtieron sobre los errores en el diseño de los tarjetones, pero pudo más la soberbia de un funcionario con un oscuro pasado, cuya designación por parte de los presidentes de la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, deja enormes dudas y preocupaciones y reitera la necesidad urgente de una reforma a la justicia donde los órganos judiciales nada tengan que ver con procesos de selección política. Tenemos un registrador sin credibilidad, quien no garantiza la transparencia de las elecciones presidenciales de mayor trascendencia en 200 años de vida institucional.
La decisión de no acudir al reconteo público, de uno a uno de los votos depositados en las pasadas elecciones, no es afortunada pues queda un manto de duda y la mancha de un fraude es lo único que no puede dejar este proceso político.
El reconteo como inicialmente lo había pedido Roy Barreras directivo del Petrismo, cuando señaló la necesidad de “abrir las bolsas para contar voto a voto y encontrar los sufragios verdaderos” invitando “a los testigos de todos los partidos y movimientos políticos en aras de la transparencia a que contemos todas las mesas de Colombia” y en igual sentido se había pronunciado el senador Velazco, otro dirigente del Pacto Histórico al expresar “me parece una decisión prudente el reconteo de los votos del senado en todo el territorio nacional”, y en la misma línea de pensamiento otras fuerzas políticas, no era un acto subversivo ni un golpe de estado. Es un derecho de los ciudadanos a tener unos legisladores y gobernantes en los que pueda confiar. Nadie puede temer a la transparencia y la verdad, mucho más cuando el registrador reconoció actuaciones dolosas por parte de jurados.
¿Quién garantiza a los partidos políticos y a los ciudadanos, con este antecedente, que las elecciones presidenciales estarán reflejando la verdadera voluntad popular? El Registrador debe renunciar como reconocimiento a su incompetencia y como una medida de asepsia al proceso electoral.