Parece que los gobiernos y el régimen, no pudieran controlar la delincuencia de cuello blanco. Hay que ser conscientes que, generalmente son sus apoyos electorales y fuentes de ingresos económicos. La corrupción, cada día alcanza mayores proporciones. Se tornó inmanejable e incontenible y en dramática amenaza social, con anuencia y por conveniencia de la llamada clase política. En Colombia es soporte del poder político y económico. La corrupción sí es controlable. Pero el marco legal que rige la contratación pública, la facilita, permite y tolera. Transparencia por Colombia y la U. Externado, en consulta reciente a empresarios (contratistas), encontraron que el 62% tiene que pagar sobornos, para acceder a los negocios (contratos). El resultado, de similar encuesta, fue de 54% en 2.008 y 56% en 2.010. Otras investigaciones señalan, que el 94% de los empresarios (contratistas), tienen que pagar sobornos para acceder al negocio (el contrato). Otras investigaciones dicen que la corrupción en Colombia, se roba más de $30 billones anuales. Con ese dinero se podrían construir; 10.000 kilómetros anuales de carreteras o 750.000 viviendas básicas, por año. En cuatro años se saldaría el déficit que es de tres millones. Son dimensiones del desastre administrativo y moral nacional. En las investigaciones, los que resulten condenados, son minorías, que no se encomendaron a San Sacarías. La impunidad en Colombia supera el 97%. La jungla jurídica sobre contratación, control y vigilancia, por la que se deslizan las investigaciones, los juicios y condenas, garantizan los altos niveles de saqueo e impunidad. Explica el tortuguismo investigativo sobre los delitos contra la salud pública, sobre la Dirección Nacional de Estupefacientes, la Dian, sobre las concesiones viales, sobre el despojo de tierras, el paramilitarismo, los falsos positivos, desplazamiento forzado y desapariciones, etc. Todo propio del reino de anarcos. Los órganos de control y el gobierno, saben cuales son las causas y cual la solución. A través de sofismas, evitan decidir como corresponde y se requiere. Saben que la contratación pública, es el ponqué de los corruptos, funcionarios y particulares. La corrupción, es producto de desgobierno, de inmoralidad, de irresponsabilidad política y social de los gobernantes, de la impunidad jurídica y social. Por todo lo negativo que ocurre en Colombia, imputable a la clase política y a sus representantes en el gobierno, todo ciudadano de bien, en el 2.014, tiene la obligación moral de votar en blanco, por todos los candidatos. La resignación es el vil pretexto de los espíritus cobardes.