La Nación
¿El retorno a la decencia? 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿El retorno a la decencia?

José Joaquín Cuervo Polanía

Podemos estar totalmente de acuerdo en que el triunfo de Joe Biden en los Estados Unidos no cambié radicalmente nuestra forma de relacionarnos con el país del Norte. Ellos seguirán siendo el imperio y nosotros seguiremos siendo la encarnación del subdesarrollo vergonzante de la propia cultura e identidad.  A pesar de nuestra esperanza y nuestras ilusiones de vivir en un mundo más equitativo y en paz, ellos seguirán siendo los policías del planeta, los guardianes de una democracia pragmática, de la que ellos mismos han hecho el sistema más permeable de manipulación del poder y del capital.

Sin embargo, el triunfo de Biden pudiera convertirse en el retorno a la decencia y al lenguaje de lo moral y políticamente correcto. Ojalá con un efecto cascada pudiéramos recuperar el sentido, el significado prístino de haber nacido en un país democrático, participativo y pluralista, ojalá volviéramos a considerar que las minorías también cuentan, que aún nos resistimos a la imposición de un mundo inhumano y globalizado.

No deja de ser un bálsamo que alivia y un respiro para la decencia, el triunfo demócrata y la consecuente derrota republicana. La confirmación del fracaso de una modelo de autoritarismo y belicosidad que se ha querido tomar el mundo, del paradigma macabro de insistir más en la guerra que en la posibilidad de construir la paz. Un modelo que cree que ser de derecha es optar por el modelo de dominio y de desarrollo no sostenible. Un modelo vulnerador del principio del pacta sunt servanda. Un arquetipo absolutamente gendarme de privilegiar la seguridad democrática en perjuicio de la seguridad alimentaria y el respeto de los derechos humanos. Ojalá comenzara el declive de un modelo plutocrático, hegemónico y egoísta que rechaza la posibilidad de una mayor justicia distributiva   Ojalá entrara en franca decadencia la visión dogmática e irracional que desde sus propias mentiras se inventan un mundo de negación y muerte para quien no piense como ellos. Ojalá pasara de moda para siempre, encarnar el rol de profeta falaz a punta de noticias falsas y de manipulación mediática de la opinión pública a partir de mentiras.  Ojalá se pudiera recuperar el sentido de lo decente y de lo políticamente correcto que no puede encarnase en denuestos, groserías y amenazas a través de un twitter.

Ojalá que la derrota de Trump y sus seguidores sea la antesala de la muerte del meta-relato del odio y de la barbarie que han querido desarrollar sus áulicos en estas latitudes. Ojalá que los obtusos “republicanetas” de por aquí, hubieran aprendido la lesión; que de nada les valdría haberse ganado el mundo entero si con ello hubieran perdido su propia alma y el alma de una nación.

En todo caso y mientras escribo estas líneas no puedo ignorar la imagen de Trump y como telón de fondo de ella, las imágenes de desconcierto y de derrota de Uribe y Bolsonaro. Debe ser por aquello de que “asinus, asinum fricat”, “el burro con el burro se rascan”.