Por: Carlos Ramiro Chávarro
El Huila cierra hoy sus festividades tradicionales, y sin pretender hacer un balance formal, puede decirse con certeza que una vez más reinó la belleza en todo sentido de nuestro inmenso legado y patrimonio cultural.
En su esencia, el Huila y sus municipios son el mismo pueblo acogedor de siempre, con una surtida idiosincrasia y sanas costumbres de los opitas, reconocidas ya en todo el mundo a través de queridos visitantes, y extendidas por nuestro más valioso producto de exportación, los propios huilenses.
Durante las fiestas folclóricas a mediados de cada año salen a relucir estas extraordinarias características, exaltando tradiciones gastronómicas a la par con vistosas expresiones artísticas especialmente musicales y festivas, celebrando nuestro modo de vivir y ofreciendo al mundo la oportunidad de compartir estos sentimientos.
Porque esa es la manera como realmente la gente se entiende en un nivel más universal; a través de experimentar su cultura e invitando a otros para que la vivan y la disfruten como nosotros hacemos, conociendo los sabores, tomándose un doble anís o demasiados cafés, bailando el Sanjuanero, y montándose en una chiva o carroza, y también superando el guayabo para seguir con el programa de un nuevo día, para finalmente llevarse infinidad de gratos recuerdos e historias que se pueden autenticar con alguna preciosa artesanía.
Es toda una temporada que se vive o se goza, o se aprovecha también por los comerciantes y emprendedores que cada año evolucionan sus métodos y productos, de modo que además de fiesta también es muy buen negocio que debemos continuar fomentando, organizando y haciendo más productivo.
Y de manera especial con lo que puede considerarse más valioso: El Retorno. Ya que para cada opita las fiestas pueden tener su propio significado y valor, para muchos es vacaciones y jolgorio, sin embargo, en su corazón persiste un llamado del alma al entrañable regreso de otras épocas y a su lecho familiar oriundo de este terruño sin par. Es fundamental proponernos a catalizar las mejores condiciones para que ese retorno cada vez sea aún más deseable y ojalá hasta definitivo.