La Nación
El terreno que ganó el Eln y el Epl en el Catatumbo 6 24 abril, 2024
INVESTIGACIÓN

El terreno que ganó el Eln y el Epl en el Catatumbo

El terreno que ganó el Eln y el Epl en el Catatumbo 12 24 abril, 2024Pasan por encima de la Policía- casi siempre enclaustrada en estaciones por seguridad- y del Ejército- que se mueve limitado en la zona, pero no es suficiente para controlar una selvática y extensa región tupida de coca-. En el Catatumbo. O mejor, en El Tarra, Tibu y otras localidades le copian al Eln, una guerrilla que marca territorio y promete desplazar a unas Farc que- con los avances en el proceso de paz- está pasando de moda en la región.
 
El Epl también le mide el aceite a los moradores. Fray Juan David Montes, coordinador de la Pastoral Social de Tibu, reveló a LA NACIÓN que los elenos, los hombres del Epl (también los llaman ‘Los Pelusos’) y las Farc “no son grupos pequeños como se han hecho ver a nivel nacional. Son grandes, tienen su potestad en el territorio y mantienen la autoridad”.
 
No obstante, la Fundación Paz y Reconciliación estima que en El Catatumbo se mueven 450 hombres de las Farc (los que cuidaban a Timochenko), 350 guerrilleros del Eln (escoltaban a Gabino) y más de 200 hombres disidentes del Epl, que han venido creciendo en la región entre 2015 y 2016.
 
El 10 por ciento de las acciones que el Eln adelanta en Colombia, son en El Catatumbo. Y el 95 por ciento de los ataques de la disidencia del Epl en el país se adelantan allí, según Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac), quien reconoció que también hay crimen organizado trasnacional que cruza desde Venezuela a comprar coca.

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Los campesinos los reconocen, los ven. Y cumplen sus órdenes: no transitar después de las diez de la noche, no utilizar cascos cuando se movilizan en motocicletas y pagar sus deudas. Una más: no ingresar extraños a la zona.
 
En El Tarra, en Tibu- por ejemplo- manda el ELN. Sin embargo, en algunos caseríos el poder parece un salpicón porque ordenan los dos. En el corregimiento de Filo Gringo, donde secuestraron a Salud Hernández -Mora, un letrero de los elenos da la bienvenida, las casas están pintadas con grafitis del EPL y en la salida se despide (con un pasacalle) las Farc.

Las zonas están marcadas con vallas. “Aquí manda el ELN”, “Aquí las Farc”, se lee.  Con pancartas se marcan y se respetan los territorios.
 
¿Y la Policía? “Ellos están, hacen presencia, pero tienen limitaciones, son objeto de francotiradores desde las montañas y deben cuidarse. El Ejército se mueve en la zona, pero están limitados porque hay temor en las comunidades ya que pueden quedar en la mitad de un conflicto”, responde Fray David Montes.

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Quien se atreva a viajar al Catatumbo sabe que corre peligro.

En realidad, no hay ausencia de la Fuerza Pública en El Catatumbo. El problema- resume Montes- es que el poderío lo ganó el Eln, los disidentes del Epl y las Farc.  En Filo Gringo, Pacelli, Luz Vero, caseríos de Norte de Santander, el Ejército se ve esporádicamente, pero Policía no hay.
 
Con la población

Los elenos- quienes visitan cascos urbanos y se mezclan entre la población- visten últimamente de civil, con armas largas y en motocicletas. ‘Los Pelusos’ o disidentes del Epl, visten de negro, con armas nuevas y largas (antes de morir ‘Megateo’, su jefe, dotó de armamento su grupo). Los últimos lucen cabello corto, mirada fuerte y son de corta palabra.
 
El Eln y Epl, estima la Fundación Paz y Reconciliación, y constató LA NACIÓN, están unidos en algunas zonas de El Catatumbo y controlan- sin pudor- el ingreso y salida y alimentos en algunas áreas.
 
En El Tarra- por ejemplo- el Eln cobra 5 mil pesos por el paso de una canasta de cerveza. Los hombres del Epl también reclaman su cuota. El dinero se envía con algunos milicianos que sorprenden sobre la carretera.

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En la zona todo el mundo sabe que allí mandan distintos grupos al margen de la ley.

Los elenos controlan gran parte de la comercialización de coca en la región.  Quien venda, debe pagarles el cinco por ciento de la producción. Lo mismo ocurre con los hombres del desaparecido ‘Megateo’.
 
En el casco urbano de El Tarra, Tibu, San Calixto, municipios de Norte de Santander, también manda la guardia campesina, hombres armados con bastones que ostentan poder en la región. Visten de negro cuando confrontan o actúan en un conflicto. Y de azul, cuando la acción es pacífica. Dicen que luchan por los campesinos, pero hay quienes especulan que algunos tendrían nexos con el Eln, Epl o las Farc que, hasta hace unos meses era fuerte, pero que hoy se extingue lentamente.
 
Mil necesidades…
 
El Estado no ha llegado con fuerza a la zona, repiten los pobladores. La escuela inicia dos meses después del resto de colegios en Colombia porque extrañamente la educación la subcontratan. Y los docentes laboran un año, pero se esfuman el otro. Se aburren de la lejanía.
 
Un solo médico atiende casi cinco mil habitantes en un centro de salud obsoleto en El Tarra. Y no hay derecho a enfermarse de gravedad.  Tibu- donde hay un hospital medianamente decente- está a dos horas y Cúcuta a siete.

La señal de celular es pésima, denunció la periodista de La Opinión, Helena Sánchez, mientras el alcalde de El Tarra, José de Dios Toro, le dijo a LA NACIÓN que para llamar por teléfono debe intentarlo hasta diez veces.
 
“Los quioscos de internet del Ministerio de las TIC acá no funcionan”, denunció el mandatario. Ni siquiera hay contacto para reportar una emergencia. En la localidad, los moradores desarrollaron más sus dedos que su oído. Extrañamente el WhatsApp, es el medio menos desastroso de comunicación.

Las vías son un desastre.  Por extensión, entre Cúcuta y El Tarra debería tardarse hasta tres horas y media, pero los hoyos sobre la carretera extienden el recorrido cuatro horas más.

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Las vías de acceso no se encuentran en su mejor estado.

Por esto, la coca abunda. En El Tarra- por ejemplo- se produce la mejor yuca de la región, pero transportarla vale un dineral. Lo mejor- como negocio- es la coca y más cuando a la zona llegó la información de que el Ministerio de Agricultura entregará subsidios a quienes hayan sembrado las plantaciones ilegales. “Todos se pusieron a sembrar”, expresó telefónicamente Ana Julia Angarita, habitante.
 
La situación de orden público es tan difícil, que el presidente Juan Manuel Santos, dijo este sábado que El Catatumbo es como un ‘Bronx’ nacional que se debe intervenir.
 
No hay confianza

Jorge Restrepo, director del Cerac, no está de acuerdo en que el Estado se dejó ganar terreno de los grupos alzados en armas. “Es un Estado inefectivo, clientelizado, y unos grupos criminales muy fuertes que no dejan operar al Gobierno y la comunidad no confía en el Estado, en la policía, en la fuerza pública. Es una sociedad fragmentada donde hay un Estado disfuncional”.
 
Basta con ingresar a El Tarra para divisar el retraso del municipio. El puente colgante lleva cinco años en mantenimiento y no lo terminan.

Y un problema más grave: El Catatumbo es una de las más minadas en el país, reconoció en LA NACIÓN Álvaro Jiménez, director Nacional de la Campaña Colombiana contra las Minas.
 
En los últimos años, según Jiménez, se han registrado 600 accidentes que han dejado aproximadamente 430 víctimas por minas antipersonales en el Catatumbo. Y solo en Filogringo, corregimiento de El Tarra, donde secuestraron a la periodista Salud Hernández- Mora y liberaron a los reporteros de RCN Diego D’ Pablos y Óscar Melo, 35 personas han sido afectadas por pisar estos explosivos en los últimos años. No obstante, el número de víctimas puede ser mayor porque hay caseríos apartados donde los reportes no son contundentes. En la región se pisa con cuidado y se transita por donde ordenan los alzados en armas.
 
Los carros- por comodidad- prefieren cruzar por el Río Catatumbo, que en medio de su sequía, ha sido testigo de lo que insiste Álvaro Jiménez, director Nacional de la Campaña Colombiana contra las Minas: “El Catatumbo- una de las primeras zonas donde se encontró petróleo en Colombia- solo ha visto el horror de la guerra”.