La Nación
En el ojo del huracán 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS

En el ojo del huracán

Por: Eduardo Gutiérrez Arias

La revista Semana de hace ocho días trae una serie de artículos en los cuales se denuncia la persecución que se ha desatado en las fuerzas armadas contra oficiales, suboficiales y soldados de la institución, sospechosos de haber filtrado la información que apareció hace tres semanas en el New York Times sobre crímenes y corrupción en el seno de las fuerzas armadas del país especialmente los casos de los llamados “falsos positivos” durante los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe entre 2002 y 2010, en que murieron alrededor de 4.000 colombianos humildes e inocentes, algunos engañados con ofertas de trabajo para ser llevados a zonas del conflicto armado donde fueron asesinados y luego sus cadáveres presentados como guerrilleros muertos en enfrentamiento con el ejército, la policía o la armada. Uno de los hechos de mayor notoriedad fue el de Soacha, municipio cundinamarqués del que el ejército se llevó 19 jóvenes para luego asesinarlos en Norte de Santander y presentarlos como guerrilleros muertos en combate. Las madres de estos muchachos, decidieron crear una ONG llamada “Madres de Soacha”, para denunciar los crímenes y buscar justicia y verdad sobre los hechos que aún no llega.

Aunque la mayoría de estos acontecimientos eran ya conocidos en el país, lo importante y notorio de la nueva situación es que sean miembros de las propias fuerzas armadas los que han comenzado a denunciar ante los medios de comunicación nacionales y extranjeros y ante la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) a los principales responsables de estos gravísimos delitos, a pesar de que algunos de ellos ocupan muy altos cargos en la jerarquía militar del país como el propio comandante del ejército Nicasio de Jesús Martínez Espinel, hoy general de tres soles recientemente ascendido por el Senado a pesar de conocerse las acusaciones en su contra. El propio presidente Duque, antes de firmar el decreto de ascensos en las fuerzas armadas, recibió imputaciones contra varios de los generales como responsables de falsos positivos que de nada sirvieron porque siempre recibieron los ascensos. Eso demuestra que detrás de este tumor maligno que afecta a las fuerzas armadas hay un poder muy grande y muchos han comenzado a mirar hacia el expresidente Uribe y el Centro Democrático como el verdadero origen de la enfermedad. Si la cacería de brujas dentro de la institución armada logra silenciar a los militares valerosos que están haciendo las denuncias, el cáncer puede hacer metástasis  y matar la débil democracia colombiana