La ex senadora Piedad Córdoba visitó el Huila para participar en la constituyente regional por la paz que se realizó en San Andrés, Tello. La líder del movimiento Marcha Patriótica dialogó con LA NACIÓN de paz, los diálogos en La Habana y la reconciliación nacional.
Comprometida con la construcción de la paz en el país y la reconciliación nacional, se declaró la ex senadora Piedad Córdoba en diálogo con LA NACIÓN. Participación de la sociedad civil en el proceso y desarme de los corazones, propone la dirigente del movimiento Marcha Patriótica, en el recorrido que realiza por el territorio nacional realizando las constituyentes campesinas por la paz.
¿Cuál es su perspectiva de la paz en Colombia?
Extensos son los temas por lo complicado que es el conflicto social que vive el país y por el modelo de desarrollo que se quiere implementar. Pero el solo hecho que haya una mesa en La Habana con perspectivas de diálogo y con dos temas muy complejos en los que se han ido avanzando, como la participación política y la reforma agraria integral, representa que se mire en el sentido propositivo y prospectivo, con la esperanza que avance y que se pueda pensar realmente en la posibilidad de unos acuerdos. En ese sentido, lo que se tiene que tener claro es que en La Habana lo que se está acordando es la finalización de la guerra. Todo lo que significan los contenidos sociales son los que la sociedad se tiene que incluir, tienen que participar y acordar en su conjunto. Yo soy muy positiva.
¿Qué aspectos negativos ve en el proceso?
Creo que lo malo que tiene el proceso es que pareciera que el Presidente de la República no pareciera apropiarse mucho del tema, no lo lidera realmente y hay muchas voces dentro del mismo gobierno que contradicen el espíritu de los acuerdos de La Habana y lo que representa el diálogo. Otro de los obstáculos que tiene el proceso en sí mismo, en su caminar, es el conflicto social y como no hay una interlocución con el movimiento social o con la ciudadanía, todo lo que pasa aquí se liga negativamente al proceso de La Habana.
¿Para qué se hacen estos encuentros regionales con los campesinos?
Nosotros discutimos lo que definimos en Marcha Patriótica: las asambleas constituyentes. En esas asambleas recogemos lo que la gente plantea, en este caso los campesinos y campesinas, frente a lo que es un desarrollo rural integral, la defensa de las zonas de reserva campesina, la producción del país, la soberanía y la seguridad alimentaria; desde la perspectiva de la participación democrática de las personas. Obviamente se entrelazan temas de participación política, porque en muchos casos se está es discutiendo la posibilidad que los campesinos y campesinas adquieran subjetividad política.
¿Usted cree que otros sectores de la sociedad permitirán el desarrollo de una Asamblea Constituyente?
Lo que veo en el tema de participación política es una cosa sumamente preocupante y es que cada vez el sistema político se está cerrando. No veo ninguna posibilidad en este momento de construir una alternativa. El gobierno ha colocado una camisa de fuerza al no permitir que en la discusión de un proyecto de Ley en el Congreso, se permitan las alianzas de las minorías. Actualmente ningún parlamentario que permanezca al Polo, al Partido Liberal, al Partido Verde o al mismo Partido Comunista, se puede retirar para ir a hace una alianza porque la Ley lo prohíbe. Se obtura mucho el sistema político. Se cierra de manera impresionante. Por eso veo muy difícil la perspectiva de construir hacia el futuro una alternativa política dentro de las mismas instituciones. Esto es obviamente aprovechado por el establecimiento económico, que es el que impone las condiciones políticas de participación en este país.
¿Y su opinión frente al escándalo por sus supuestos vivas a las Farc?
Estuve en el Catatumbo esta semana y me quedé absolutamente sorprendida cuando salieron a decir que yo había dicho que vivan las Farc. Pero cuando vi la caricatura de El Tiempo en donde dicen que pescar en río revuelto y me ponen a mí, pues obviamente que uno se da cuenta que es el mismo establecimiento al que no le gusta que haya esa participación. La preocupación más grande es que pareciera que el mismo gobierno y el establecimiento no se da cuenta de que por fuera de esa formalidad institucional hay muchísima gente. Cuando movemos a 25.000 campesinos alrededor de un proyecto que ya funciona como son las zonas de reserva, sin tenerles que dar dinero y sin aprisionarlos, uno se da cuenta que la gente está muy descontenta. Esto se traslada a los centros urbanos, porque en las capitales del país también hay una manifiesta insatisfacción. Pero afuera de la capital la pobreza, la miseria y la exclusión es espantosa. No permitir que exista una participación de actores que ven el desarrollo de otra manera, pues va a hacer crisis muy pronto y rápidamente en este país.
¿Cuál es el resultado de la estigmatización en su contra?
Han hecho un daño irreversible. En mi caso particular han logrado ligarme al terrorismo, a la criminalidad y a la ilegalidad. Yo soy consciente de eso. Mucha gente me ve y todavía me escupe o me rechaza cuando yo no le he hecho daño a este país. Yo no me he robado un peso, yo no he usufructuado un peso de la Nación, nunca he tenido contratos ni cargos. Jamás he tenido la oportunidad de decir ese ministro o ese secretario de despacho lo puse yo. Jamás he pertenecido a la burocracia. Sin embargo, quienes sí le han hecho mucho daño a este país porque hacen parte de la corrupción, porque miran el Estado como una finca, como un patrimonio particular, tienen mucha mayor aceptación que personas como yo, que lo único que estamos buscando es que en el país haya paz a partir de unas reformas estructurales y de fondo, que se tienen que dar.
¿Cómo ve los avances en La Habana?
De una manera muy positiva. No creo que todo se va a arreglar allá, no creo en eso porque no se puede hacer entre un acuerdo entre el Gobierno y las Farc, el Eln o el Epl, sin la participación de la sociedad porque es quien tiene que avalar y legitimar estos acuerdos. Mucho más allá de lo que piensen las Farc, los sectores sociales tenemos miradas mucho más amplias y más de fondo. Yo no pertenezco al Eln ni a las Farc, asimismo hay muchísimos movimientos en el país como el estudiantil, el campesino, el de mujeres por la paz, el afrodescendiente o el indígena. Nosotros podemos coincidir con las Farc en algunos aspectos pero no coincidimos en la forma de la toma del poder. Para nosotros hay cosas muchísimo mas importantes que la mirada que pueda tener las Farc desde las montañas o desde la construcción de la democracia. Por eso a mi me parece positivo lo que se está haciendo. Hay que luchar porque la mesa de La Habana no se levante, sino que llegue a Uruguay con el Eln o el Epl, para que se acabe el conflicto armado y se pueda superar el conflicto social.
¿Cuánto tiempo cree que se demore?
Viene el tema de víctimas y de justicia transicional, temas muy complicados que han sido utilizados para incendiar el país. Pero este proceso no se va a dar antes de las elecciones, estamos tan solo a siete meses de un nuevo proceso electoral. No veo que el gobierno haya posibilitado la participación política de otros sectores, pero el tiempo no nos puede angustiar porque no se haga mañana o pasado mañana. Pero que se va a dar rápido, se va a dar. Los tiempos son los que son y tampoco estamos en la época en donde se sentaban a discutir tiempos interminables y eternos. La dinámica de la misma región imprime no solo una mirada frente a la paz, sino también la obligación de acelerar la terminación de la guerra en Colombia porque se está incendiando también a la región.
¿Cómo hacer la paz?
Nadie está pensando en la reconciliación. Aquí se habla del postconflicto como si fuera simple y llanamente acabar con el sonido de las metrallas y ya, se arregló el país. Esta es una sociedad que requiere de muchísimo para poder reconciliarse, para sanar las heridas, para saber la verdad que permita avanzar de nuevo, no en el cáncer de odios ni en mirar como se puede meter en la cárcel a todo el mundo. Acá nos va a tocar hablar con los militares, incluso con los paramilitares, que son indiscutiblemente, una creación del establecimiento económico. Esto se tiene que fundamentar en una reconciliación del amor. Hay que desarmar los corazones y hay que ponerse en los zapatos del otro, para que Colombia pueda tener una sociedad en paz. En el Catatumbo las cifras de miseria son escandalosas. El 30% de la población no tiene agua potable y más del 30% no sabe ni leer ni escribir, el 75% de la gente está en la miseria, mientras se sacan 1.700 barriles de petróleo y 300 millones de toneladas de carbono. Sentados sobre la riqueza con una profunda miseria y esto hay que mirarlo muy claro porque este país nos pertenece a todos.
¿Cuál es el mensaje para los huilenses?
A los huilenses les ha tocado sufrir mucho precisamente por la cercanía a la insurgencia, pero lo importante no es incentivar los odios sino mirar cómo somos capaces de apostarle a este proceso. Yo no soy de la corriente del Presidente Santos y no lo seré porque no coincido con su mirada de desarrollo, pero estoy totalmente comprometida con él en el proceso de la paz. Esto es lo que requiere el país. A pesar que yo siento que él a mi me ha hecho mucho daño yo creo que es mucho mas importante mirar qué es posible reconciliar. Esto se aplica para el Huila. No es señalando o macartizando, buscando como matamos a los demás, sino que entendiendo que se ha pasado por un proceso muy difícil. El Huila es un departamento muy importante, de gente maravillosa y extraordinaria y es mucho lo que podemos aportarle.
“Yo no soy de la corriente del Presidente Santos y no lo seré porque no coincido con su mirada de desarrollo, pero estoy totalmente comprometida con él en el proceso de la paz”.