Con motivo del aniversario 409 de la fundación de la ciudad, el historiador Reynel Salas Vargas se refiere en detalle al obelisco levantado en honor los caídos de la Independencia de la Provincia de Neiva, el monumento público más antiguo de la región.
Reynel Salas Vargas
Miembro de la Academia Huilense de Historia
No he conocido una época distinta a la actual en la que los monumentos de la ciudad de Neiva hayan sido objeto de más interés. Por tal razón, aprovecho la oportunidad para referirme al monumento público más antiguo de la ciudad, el cual está asociado al proceso de independencia del actual departamento del Huila. Me refiero al obelisco levantado en honor de los Mártires de la Independencia de la Provincia de Neiva.
El tema de los mártires ha sido importante en Neiva y la región a lo largo de su historia. Poco después de proclamar la independencia, el 27 de julio de 1810, la provincia, sin ninguna experiencia militar, organizó un ejército para apoyar a las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, atacadas por los peninsulares en 1811 y defendidas por el ejército de Antonio Baraya. En 1813, Antonio Nariño lideró una campaña para rechazar la invasión que los realistas habían iniciado desde el actual Ecuador contra la Nueva Granada; en esa ocasión la Provincia de Neiva puso a su disposición un contingente de soldados.
En 1816, ante la reconquista española encabezada por Morillo, la Provincia aportó hombres para defender el gobierno, legítimamente constituido, de la Confederación de las Provincias Unidas. Con su presidente, Custodio García Rovira, a la cabeza, el ejército patriota se enfrentó al español, al mando de Tolrá, en la batalla de La Plata, el 10 de julio de 1816, pero fue totalmente derrotado. Ese día se acabó la primera república e inició la “época del terror”. García Rovira fue conducido a Bogotá y fusilado en la Huerta de Jaime, allí donde hoy es la Plaza de los Mártires. Por su parte, numerosos soldados y oficiales que constituían las milicias pertenecientes a la Provincia fueron apresados, traídos a Neiva, juzgados y fusilados en la plaza de la ciudad.
Recordando a los caídos
En honor de esos hombres fue levantado el obelisco que actualmente forma parte del entorno del parque Santander. En las placas aparecen los nombres de quienes recibieron la pena capital por haber creído en la libertad, por haber proclamado independientes del gobierno español sus territorios y por haber defendido el gobierno constituido a partir de la voluntad soberna de cada una de las provincias de la Nueva Granada.
Quienes creyeron justo que las gentes de Neiva y del Huila recordaran los dolores y sacrificios que padecieron quienes tomaron parte en la lucha por la independencia, consideraron que debían levantar un testimonio en piedra para que la frágil memoria de los pueblos no olvidara que muchos habían dado la vida por conquistar el ideal de la libertad.
El obelisco a los mártires fue inaugurado en 1914, en el centenario de la proclamación de la independencia absoluta de Neiva, decisión que había tomado el órgano legislativo provincial el 8 de febrero de 1814. Inicialmente, el obelisco estuvo localizado en un sector de la plaza, frente a la Iglesia Colonial. Después, en 1940, cuando el parque fue remodelado, se reubicó frente a la antigua Gobernación, al lado de una plataforma utilizada para los conciertos de la banda departamental. Finalmente, ante la nueva intervención del parque en 1973, el obelisco ocupó el lugar en el que se levanta actualmente. En esa ocasión la Academia Huilense de Historia registró, en placas en piedra, los nombres de quienes murieron ajusticiados por los españoles después de la Batalla de La Plata. Allí solo figuran los nombres de los líderes del proceso independentista, porque los soldados que fueron apresados en la contienda no fueron ajusticiados, pues su castigo consistía en ser incorporados a las tropas españolas.
Para el cuarto centenario de la fundación de la ciudad que se celebró en 1939, los organizadores colocaron una placa en mármol para recordar el lugar donde se levantó el patíbulo en el que fueron sacrificados los líderes de la independencia provincial, suceso que desde el siglo XIX se conmemora el 18 de septiembre de cada año. La placa fue instalada frente a la fachada del tradicional Café Manolo, en la carrera Quinta entre calles Séptima y Octava; sin embargo, el elemento conmemorativo fue cubierto hace algunos años con una falsa fachada que se le construyó al citado establecimiento comercial, privando a la ciudadanía de aprovechar este justo testimonio.