La Nación
“En mis ojos aún hay luz” 1 25 abril, 2024
HUILA

“En mis ojos aún hay luz”

Con esta frase escrita en un cartel, el niño Maikol Stiven Sánchez pide ayuda para no quedar ciego. Una catarata congénita solo le dejó el 30 por ciento de su visión y necesita una cirugía para no perder la luz que aún le queda en sus ojos.

 

Carol Medina Soto

neiva@lanacion.com.co

A sus diez años de edad, Maikol Stiven Sánchez, no pide juguetes para Navidad, solo la oportunidad de seguir viendo a su abuela, a sus amigos, salir a jugar y estudiar.  Solo le queda el 30 por ciento de la visión y la catarata congénita (opacidad del lente natural del ojo que está presente al nacer) que padece amenaza cada día que pasa con arrebatarle la luz en sus ojos.

Doña María del Rocío Cerquera vive en Neiva en el barrio Las Camelias, con su nieto, lo ha visto crecer y hacer un esfuerzo por ver, ser buen estudiante y un niño feliz, aunque su vista se esté nublando.

“Es muy estudioso, aplicado y se esfuerza siempre para que le vaya bien en todas las clases. He tratado que él tenga una vida normal, le he brindado todo el amor y lo que he podido para que no le falte nada”, comentó.

Maikol Stiven fue sometido a su primera operación cuando tan solo tenía cuatro meses y desde entonces, la negligencia de las EPS ha hecho que el problema en su visión se agudice.

“Él nació y no veía nada; le diagnosticaron catarata congénita y a los cuatro meses lo operaron en Bogotá y había que hacerle otra cirugía a los dos años, pero no se pudo sino hasta los 4 años y le pusieron lentes permanentes y con el tiempo la vista le empezó a disminuir cada vez más y de Medimás nos pasamos a Comfamiliar y no sirvió de nada, lo atendieron y no me dijeron nada alentador en la última cita, solo que le aplicara unas gotas, que el nervio óptico ya estaba muerto y que le cambiara las gafas. Luego me dijeron que sacara cita con optometría pediátrica, eso fue el 20 de marzo y no he podido hasta ahora lograr que me lo atiendan, siempre me decían que no había agenda, y el problema de él no da espera”, relató su abuela.

“La verdad, el problema del niño ha ido creciendo por falta de colaboración de las EPS y pues por la falta de plata, porque si yo la tuviera no me hubiera puesto a esperar a que respondieran”, añadió.

Una luz de esperanza

Desesperada, buscó otra opinión, se fue a la ciudad de Bogotá, donde le dieron una nueva esperanza. “Lo llevé el mes pasado donde un optómetra particular que lo valoró y dijo que el niño solo tiene el 30 por ciento de la visión y con una o dos cirugías podría conservarlo para que no quede completamente ciego. El especialista me dijo que el niño estaba así por culpa de las EPS, porque nunca le llevaron un control, no le dieron atención para que no se le fuera deteriorando la vista. En Neiva no me dieron ninguna esperanza y allá sí, por eso necesitamos que le hagan urgente esa cirugía”, expresó.

Por eso, con ayuda de la comunidad ha vendido tamales y hasta rifó anoche una camiseta del Atlético Huila autografiada por los jugadores y hoy se subastará otra, gracias al apoyo de los futbolistas Harrison Otálvaro y Harold Rivera, que decidieron sumarse a esta causa.

“Él tiene cita nuevamente en Bogotá el 4 de noviembre, donde le harán otras valoraciones, tiene cita a las nueve de la mañana en la Clínica Barraquer, pero nosotros somos de bajos recursos, no tenemos la plata y eso será todo de manera particular, por eso la gente del barrio y mi familia nos ha ayudado y yo estoy muy agradecida, porque ni empleo tengo. La comunidad se ha unido y nos ha apoyado para que a él lo puedan operar, porque es muy costoso todo su tratamiento”, afirmó.

Maikol Stiven hoy solo pide que la luz de sus ojos no se apague para siempre. “Quiero sentirme mejor de los ojos, en ellos aún hay luz y yo quiero conservarla para poder jugar y estudiar. Mil bendiciones para las personas que nos han ayudado. Muchas gracias”.

Si usted desea ayudar a Maikol Stiven Sánchez puede comunicarse al número de celular: 3115660878.