La Nación
Ergofobia 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Ergofobia

El trabajo hace parte de las necesidades humanas vitales pues a más de proveer ingresos dirigidos a la satisfacción de bienes y servicios, se constituye en fuente representativa de bienestar en la medida en que alcanza expectativas de autorrealización.

Con todo ¿sabías que para algunas personas el simple hecho de tener que acudir al trabajo se viene convirtiendo  en un verdadero calvario?

Me refiero específicamente a un tipo de afección denominada ergofobia, condición psicológica que provoca enorme sufrimiento en quienes la padecen y se halla caracterizada por un sentimiento de angustia excesiva e irracional antes, a lo largo o después de  la jornada laboral, al extremo de desencadenar reacciones adversas relacionadas con estados de ansiedad y hasta crisis de pánico.

Valga aclarar que este tipo de patología en modo alguno se relaciona con falta de interés o motivación del trabajador por asumir de manera responsable las funciones propias del cargo. La verdad es que  la persona ergofóbica es presa de crisis de angustia al percibir como amenazantes un gran número de situaciones que ciertamente le impiden realizar de manera apropiada sus tareas laborales.  Ya lo decía Epícteto, el filósofo griego: «Los hombres no tienen miedo de las cosas, sino de la forma en que las ven».

Estudios científicos ponen de manifiesto que dicha condición hace parte de la categoría de trastornos de ansiedad que día tras día experimentan más personas.  En lo que concierne a los agentes estresantes el detonante común tiene que ver con las exigencias que rebasan los recursos de cada individuo, fenómeno que interfiere considerablemente en su calidad de vida, generando afecciones asociadas a falta de concentración, pensamientos negativos e inseguridad.

Siempre se ha afirmado que «la liberación empieza por la aceptación». Por ende el primer paso para hacerle frente a esta nociva práctica es reconociendo su existencia. Y de considerar que no es posible superarla por sí mismo, la ayuda profesional podría resultar una alternativa eficaz a la hora de poner fin a ese miedo infundado  que impide vivir la vida de forma plena y satisfactoria. Pero ante todo no olvides que como lo afirmara Nelson Mandela: «El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que es capaz de dominarlo».