Es el turismo. Por Raúl Eduardo Sánchez

El dedo en la llaga Lo que dejo la VI Cumbre de las Américas, realizada en Cartagena el fin de semana que paso, entre muchas cosas, fue que vender una ciudad y un país en términos turísticos si paga. Desde esta columna siempre hemos mencionado la importancia para el desarrollo del Huila de invertir en turismo. Los huilenses nos regocijamos de que tenemos sitios como San Agustín, el desierto de la Tatacoa, las termales de Rivera, entre otros lugares, pero la realidad es que no tenemos ni infraestructura, ni cultura de servicio. Lo mencionó, porque cada vez que tengo la oportunidad de recorrer el país como turista encuentro lo limitado que es el departamento en este asunto. Por ejemplo, comparando con Armenia y Pereira. Se sorprende de ver la cantidad de hospedaje disponible, desde hoteles cinco estrellas, pasando por fincas y casas, hasta hostales. Asimismo, de ver lo que bien que se han vendido como destino turístico. Ya el Quindío no es el gran productor de café, sino que sus fincas ahora las dedican o a la siembra de plátano o al turismo, relacionado este último claro está con la cultura cafetera. Sin conocer  todos los caminos interveredales me atrevería a decir, que el 100% de todas las carreteras del Quindío están pavimentadas. Las ciudades de Armenia y Pereira tienen sus vías bien conservadas. Que diferencia a las calles de Neiva, en donde da tristeza invitar a foráneos para que vean como están de acabadas nuestras pobres calles. Además de lo anterior, la infraestructura de parques, hoteles y restaurantes van de la mano con el servicio al cliente. En el Huila, a duras penas tenemos tres parques emblemáticos como Huila Extrema, Huiláfrica y Playa Juncal. Algunos de estos apenas en desarrollo y expansión, pero además sin ser conocidos a nivel nacional. Si se va a la Tatacoa, Villavieja no tiene ni un buen hotel, y ni siquiera un restaurante en donde atender al viajero. Las termales de Rivera son famosas, pero las de Comfamiliar porque las del Municipio no han tenido apoyo suficiente ni de las propias administraciones locales, ni del departamento. Las propiedades de Inturhuila por ejemplo, hasta hace tres años (no sé ahora), en el Salto de Bordones, en San José de Isnos, estaban en el más completo abandono. En fin aquí siempre se promete lo mismo pero siempre se sale con lo mismo, es decir, con nada. Si se quiere impulsar el crecimiento del Huila debe pensarse en el turismo como polo de desarrollo, en el eje cafetero se lo inventaron, mientras que el departamento no necesita porque tenemos recursos naturales turísticos de sobra.

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