Comienzan a darse los primeros escarceos preelectorales en todos los campos del abanico político colombiano. Esto se refleja especialmente en tres dimensiones. La primera, el retiro de los funcionarios públicos antes de que se inhabiliten para participar en las elecciones; la segunda, en la búsqueda de una reforma política y tres, en la promoción que comienza a hacerse de nombres para listas o candidaturas. Veamos en detalle lo que viene dándose. Los funcionarios públicos, del orden nacional, pero también regional que aspiren a ser candidatos al Congreso deberán retirarse de sus cargos a más tardar en marzo próximo, si no quieren inhabilitarse. En lo relacionado con la eventual reforma política, la posición del Presidente parece la adecuada, no inducir cambios electorales de última hora. Pero el que sea la adecuada no significa que vaya a ser la viable; ya hay conatos de rebelión en algunos partidos pequeños por el umbral y en otros por tener posibilidades de acudir al transfuguismo político, algunos uribistas del Partido de la U y del Conservador para saltar al Centro Democrático, pero son una ínfima minoría de estos partidos. Igual sucede con algunos disidentes del Polo Democrático Alternativo y quizá uno que otro del Partido Verde. Pero todavía no es claro si habrá esa nueva reforma política y en qué condiciones -algunos consideran que sólo sería para mantener el umbral en el 2%, pero sin abrir puertas al transfuguismo y eventualmente permitir listas al Congreso de coaliciones, pero aún esto es confuso. La posición oficial de la coalición de gobierno es que no habrá reforma política. Amanecerá y veremos. En tercer lugar, especialmente en el uribismo y en la izquierda, comienzan a barajarse eventuales figuras para candidatos presidenciales. La coalición de Unidad Nacional no hay duda que está jugando ya con la carta de la reelección presidencial y es la única fuerza que tiene un candidato con altas posibilidades de triunfo. En el campo de la izquierda, si bien se han planteado algunos nombres, todo depende si hay primero claridad en las reglas de juego electoral, si no, no es posible pensar en una candidatura con posibilidad decorosa de participación. El uribismo anda promoviendo algunos nombres como eventuales precandidatos presidenciales, pero la realidad es que más allá de las cualidades que puedan tener -unos más que otros-, ninguno de estos nombres tiene por ahora real posibilidad de competir contra el Presidente Santos.