La Nación
¡Escuchémonos…! 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Escuchémonos…!

Por: Consuelo Serrato de Plazas

En palabras del Rey Salomón: «La mejor victoria es aquella en la que ganan todos». Los estilos comunicativos se constituyen en mecanismos indispensables a la hora de compartir información con otros, en la medida que  posibilitan el fortalecimiento de relaciones interpersonales y generan habilidades de resolución de conflictos. Infortunadamente y como alguien lo expresara: «Nuestro peor problema de comunicación es que no escuchamos para entender. Escuchamos para contestar».

En momentos de convulsión social como los que enfrenta nuestro país, se torna inaplazable convenir soluciones negociadas y mecanismos de entendimiento entre las partes implicadas, que conlleven a forjar consensos sostenibles en el tiempo, pues como atinadamente lo expresara el escritor español Eduard Punset: «Hasta las bacterias funcionan por consenso, o no funcionan».

Desde ese contexto, se requiere de una atmósfera de comunicación propicia al diálogo, que incorpore parámetros verbales y actitudinales, inspirada en una relación de confianza, sinceridad e igualdad y no de poder, donde las partes implicadas se sientan libres de poner sobre la mesa sus sentires y saberes, partiendo de una interacción armónica y respetuosa, en la búsqueda por encontrar soluciones que se ajusten a las demandas de las partes.

Sin embargo, tal y como lo han puesto de manifiesto diversos estudios: «Dejar claro que el diálogo no es la meta en sí mismo sino más bien un medio para alcanzar la meta», evitando a todas luces caer en la  «fatiga del diálogo» que  solo conduce a la ambigüedad e indefinición y provoca sensación de incertidumbre e insatisfacción. Por consiguiente, el diálogo implicaría «ir más allá del por demás natural egoísmo de los comunicantes, para entrar en la construcción de un terreno común, en que se respeten de alguna manera los intereses de ambos, de modo que debe existir una cierta benevolencia (buena voluntad) de los sujetos».

Para nadie es un secreto que atravesamos  momentos de confusión e incertidumbre, pero como bien lo dijera Mahatma Gandhi: «Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto» y así, como las águilas, somos los colombianos, siempre encontramos una salida y esta vez no será la excepción.