Un exceso de velocidad es considerada la principal hipótesis para explicar el accidente de tren de Santiago de Compostela, en el que murieron 78 personas, aunque también se cuestionan los sistemas de seguridad.
"¿Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer?", declaró, según los medios locales, el conductor, justo después del drama.
Unos minutos antes, según El País, confesó en una comunicación por radio haber entrado en la curva donde tuvo lugar el accidente a la entrada de Santiago de Compostela, a 190 km/h.
Pero, la “zona donde se ha producido el accidente tiene una limitación de velocidad a 80 km/h”, recordó el presidente de la compañía ferroviaria Renfe Julio Gómez-Pomar Rodríguez, sin dar pistas sobre las causas de la catástrofe.
El secretario de Estado de Transportes, Rafael Catalá, se mostró más directo, subrayando que "la tragedia parece estar asociada con una infracción de la velocidad".
"Pero tenemos que estar todavía pendientes de la investigación judicial y la que desempeña la Comisión de Investigación del propio ministerio" de Fomento (Transportes y Obras Públicas).
No obstante, "se suele decir que los accidentes de todo tipo, no solamente de ferrocarril, suelen ser debidos no a una sola causa sino a varias circunstancias", recordó Iñaki Barrón, director del Departamento de Viajeros de la Unión Internacional de Ferrocarriles (UIF).
Así que "es muy posible que hayan intervenido otros factores".
Drama
Mientras, bajo la lluvia gallega o bajo los escasos claros de luz, las imágenes de dolor se repetían ayer en Santiago de Compostela: los familiares, aturdidos o sollozando, se acercaban al edificio donde se anunció la lista de fallecidos del accidente ferroviario.
Pese a las ambulancias llegando constantemente con nuevos equipos de socorro y psicólogos voluntarios, los policías plantados en la entrada y los numerosos periodistas, un pesado silencio flota al entrar en el centro improvisado de información para los familiares de las víctimas.