La Nación
Estándares para vivir 1 23 abril, 2024
COLUMNISTAS

Estándares para vivir

Pruebas saber 3°, 5°, 7°, 9°, 11°, TyT, pro, primera comunión, confirmación, matrimonio, exámenes de admisión, concurso de méritos para trabajar, evaluaciones, autoevaluaciones y más autoevaluaciones, apostillar títulos y notas para el exterior, convalidar títulos, certificados de defunción, pasaporte, visa, seguro médico, evidencia de experiencia profesional. La vida transcurre en medio de las mediciones y los estándares, se parte de un principio excluyente con el artilugio de que hay unos más inteligentes y aptos que otros para excluir y dejar sin oportunidades de todo tipo a amplios grupos poblacionales.

Todos esos estándares y mediciones que comienzan desde los primeros años de vida son legitimados sobre la idea de que todas las personas deben ir conquistando escaños (certificados) que evidencien sus competencias. El camino es lineal y busca la homogeneidad, enseña reiteradamente que los individuos son una especie de máquina que va actualizándose cada determinado tiempo, generalmente son la minoría los que llegan a la cima. La lógica es tan perversa que aquellos estancados en algún escaño son los únicos responsables de la situación, se pierden de vista los contextos, la historia, las desigualdades sociales, la pobreza, la segregación, la diversidad y la complejidad del mundo. Los fracasos se individualizan y no se tiene en cuenta la existencia de una estructura presionando para que se reproduzcan las jerarquías establecidas durante el tiempo en una sociedad. El sofisma de la competencia atroz se reitera incesantemente para privar a amplios grupos de la población del goce efectivo de derechos fundamentales como el trabajo en condiciones dignas, la educación o la salud; además, se trata de un sistema efectivo, aceptado y legitimado por las ciudadanías a través de discursos de moda como la meritocracia que lo único que logran es esconder las problemáticas sociales e impiden la voluntad de un cambio profundo en las lógicas institucionales.

Es importante evaluar si todos esos estándares han contribuido en mejorar las formas de relacionarnos entre los seres vivos que habitamos la tierra. Valdría la pena hacer un balance de la contribución de todas esas evaluaciones y mediciones a los problemas más urgentes del país. ¿Han influido significativamente las mediciones en la mejoría de las calidades humanas y éticas de los trabajadores? ¿Por qué se acepta que se nos trate como máquinas si la condición humana es tan diversa y compleja? ¿No sería mejor vivir sin estándares?