La Nación
Estilo de vida delincuencial 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Estilo de vida delincuencial

Por: Alexander Molina Guzmán

 

Una cosa es que alguien robe algo para comer y otra es que alguien adopte, así tenga para comer, un estilo de vida delincuencial. Porque la sociedad y el Estado se están enfrentado a individuos que han decidido llevar un estilo de vida basado en la delincuencia. Todos tienen metas en la vida, pero la conducta de estos individuos está orientada a conseguirlas mediante el daño que puedan ocasionarle a la sociedad, al Estado. Las características que los identifican es que renuncian a desarrollar potencialidades, habilidades o talentos para ganarse la vida dentro del marco legal -lo suyo es la delincuencia-, su conducta es sistemática, se organizan para cometer el delito y están decididos hasta asesinar para quitar del medio a quien sea.

 

Los que se asocian para robarse la plata pública, que lo hacen para hacer del narcotráfico su negocio, que lo hacen para operar como banda de ladrones, que lo hacen para ofrecer sus servicios como sicarios son ejemplos, eso los une, de individuos que han renunciado a vivir legalmente en la sociedad; que tienen en jaque permanente no solo a la sociedad, al Estado, sino a la verdadera justicia.

 

Lastimosamente ya es un problema endémico en nuestro país, no es de un par de ciudades, es un problema estructural en todas las ciudades capitales y en las ciudades emergentes. El problema se agrava, cuando los que tienen el poder legal de combatir a estos individuos, a estos grupos, se unen a ellos como “socios” del delito. Un ejemplo de eso, es el que un juez deje en libertad un delincuente que ya tiene muchas anotaciones, su conducta es sistemática, le dan hasta casa por cárcel, y aun así sigue cometiendo delitos que incluye hasta homicidio.

 

La pregunta elemental es cómo se combaten a estos individuos que tienen como orientación ese estilo de vida delincuencial. Es el meollo del asunto.  Sí, no hay varita mágica para eso. Pero mientras que se desarrolle todo un proceso educativo y social para evitar que los niños del ahora no se conviertan en delincuentes del mañana -ese proceso es demorado-, sí se puede ir mejorando la sociedad y la justicia con ética y moral: que haya menos personas que se presten a hacerle el juego al delincuente y que el operador de justicia lo haga protegiendo el bien general de la sociedad, del Estado, y no protegiendo ese estilo de vida delincuencial. Si el delincuente sigue encontrando complicidad en la sociedad y refugio dentro de la misma legalidad, la sociedad y el Estado se están pegando un tiro en el pie.