“A mí no me meten gato por liebre”, como lo dijera un campesino opita y su comadre le completó diciendo: “De eso tan bueno no dan tanto, pues es la misma estratagema de siempre”. Por estas calendas todo es carnaval, desfile de jovencitas en bicicleta, payasos en zancos y propaganda cursi, pero nada de sustancia. Desde finales del año pasado empezaron a surgir aspiraciones y se ha recurrido al método de las encuestas, cuyos resultados recientes han sido duramente cuestionados.
También hemos visto como algunos de los parlamentarios se muestran ufanos como autores de leyes relacionadas con el Huila, cuando ellos apenas han sido designados como ponentes y representan un voto y para aprobarlas se requiere de mayorías.
A otros se les ocurre cobrar dividendos electorales diciendo que hicieron aprobar la Ley del Presupuesto y que las partidas para el Huila salieron de su iniciativa. Falso, porque el artículo 346 de la Constitución Política dispone que el Gobierno formulará anualmente el presupuesto de rentas y que la ley de apropiaciones deberá corresponder al plan nacional de desarrollo y lo presentará al Congreso, dentro de los primeros diez días de cada legislatura.
De otra parte, el artículo 347 del mismo estatuto constitucional expresa perentoriamente, que el proyecto de ley de apropiaciones deberá contener la totalidad de los gastos que el Estado pretenda realizar durante la vigencia fiscal respectiva. Si los ingresos legalmente autorizados no fueren suficientes para atender los gastos proyectados, el Gobierno propondrá, por separado, ante las mismas comisiones que estudian el proyecto de ley del presupuesto, la creación de nuevas rentas o la modificación de las existentes para financiar el monto de gastos contemplados.
Téngase de presente que el pueblo es soberano y cada ciudadano escogerá libremente con su voto a su candidato, aprovechando la única arma eficaz que tiene para acertar en la elección de un aspirante capaz, preparado, experto, honesto, firme y no veleidoso, con verdadero espíritu de servicio a la comunidad.
No seguirá como borrego a candidatos que se voltean fácilmente a través de amañadas alianzas, trincas o mangualas, porque carecen de firmeza en sus ideologías. Tampoco se dejará desviar por encuestas desenfocadas de la realidad, porque después, como lo dice el refrán: ¡A quejarse al mono de la pila!