La Nación
Carreteras del Huila 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Carreteras del Huila

Con mucha frecuencia vemos accidentes que no podemos achacárselos a la imprudencia de los conductores, pero sí a desperfectos de las vías como huecos de diferentes profundidades; además de mala señalización en las vías. Últimamente se ha puesto de moda unas luces blancas reflectivas e intermitentes frontales de motos y carros que no dejan a los conductores visualizar el reborde de la carretera, o, el centro de la vía, por lo cual esto se presta para accidentes, pues no hay una reglamentación con respecto a esto.

Los impuestos que pagamos por concepto de combustible y de transporte (anualmente) deberían ir inmediatamente a la reparación y mantenimiento de vías, pero difícilmente vemos que se invierta el dinero en estas obras.

Las vías terciarias que son tan importantes para el desarrollo de nuestro país están cada día peor. Los que pagan el pato son los agricultores y secundariamente nosotros los consumidores, pues para sacar un producto de una zona lejana es muy costoso, dado los daños que se le pueden causar a los automotores, dejando así una pérdida económica más, que una utilidad.

En esta época de invierno los derrumbes incrementan los daños y paralizan la movilidad de los productos agrícolas y pecuarios, perjudicando así a toda Colombia.

La prueba está en los derrumbes causados en la vía al sur (pericongo), y en la vía Bogotá-Medellín, los cuales fueron más perjudiciales que un paro campesino, porque aislaron a medio Colombia.

Hace pocos días veníamos de disfrutar el fin de semana en Yaguará, con toda la familia, y, cogimos un hueco llegando a la glorieta que desvía a Palermo y Neiva de la vía Nacional, fue difícil de ver porque nos encandilaron con las luces enunciadas anteriormente, el daño fue muy severo, pero no nos dimos cuenta sino hasta cuando íbamos llegando a Rivera y nos avisaron que la parte de atrás de la camioneta se nos estaba incendiando.

El daño fue tan grave que no nos alcanzaron los extintores para apagar la candela, gracias a un señor de un restaurante que tenía un extintor de mayor capacidad logramos apagar el fuego hasta cuando llegaron los bomberos, quienes finalizaron su labor enfriando el recalentamiento causado por el roce de los rodamientos que terminaron destruidos. Total, gasto del daño Un millón de pesos larguito, que el gobierno departamental no nos va a reconocer.

Así como nos pasó a nosotros pude sucederle a cualquier vehículo ya sea automóvil o camión, por lo cual hago un llamado a los organismos encargados del mantenimiento de las vías para evitar futuros accidentes en las carreteras del Huila.