La Nación
COLUMNISTAS

Indignación

Sea por la razón que sea, Juan Carlos Vélez, gerente de la Campaña del Centro Democrático en el pasado plebiscito, le hizo un gran favor al país confesando cómo se diseñó la estrategia electoral del mismo, quiénes de los grandes cacaos financiaron esa campaña, cómo buscaron llegar, no a la razón y la inteligencia sino a las emociones primitivas de la gente, (no explicar los acuerdos de La Habana sino despertar la indignación contra los mismos con falsedades y medias verdades). Esas estrategias de propaganda y publicidad siguiendo las teorías de la psicología conductista de Watson, Thorndike y Skinner, fueron aplicadas por primera vez en la política por el nazismo alemán bajo la dirección del ministro de la propaganda de Hitler, Joseph Goebbels y continúan siendo aplicadas por la extrema derecha en el mundo como Donald Trump en Estados Unidos, Jean Marie Le Pen en Francia o Norbert Hofer en Austria. Cuando encuentran momentos de crisis, confusión y duda en una Nación, logran tener éxito como sucedió en Colombia con el pasado plebiscito. Lo verdaderamente preocupante es que un sector muy significativo de los grandes poderes económicos del país los estén apoyado.

El principal respaldo político de Uribe han sido los terratenientes agrupados en Fedegán, y cuyo principal líder es Lafaurie. Desde hace 200 años, ellos han venido promoviendo guerras para impedir que haya reforma agraria en Colombia. Ahora quieren que el tema de tierras desaparezca de los acuerdos. También lo apoyan los grandes grupos financieros como, Carlos Sarmiento con el grupo Aval y Davivienda. Ellos se acostumbraron a un manejo agiotista del sistema financiero y temen que cualquier reforma afecte sus grandes ganancias. Otros de los financiadores y promotores del uribismo son los grandes monopolios industriales y comerciales como Carlos Ardila Lulle y la familia Santodomingo, con posiciones dominantes en el mercado de las bebidas, que no dejan que nuestra economía sea de libre concurrencia, y que estiman que quien mejor preserva sus privilegios es el Centro Democrático. Nuestra pregunta es: ¿Estarán dispuestos a seguir jugando a la guerra, así el país se vuelva inviable?

El país nacional, que incluye no sólo a la minoría de trece millones de votantes repartidos casi de por mitad entre los partidarios de los acuerdos de La Habana y los que los rechazan, sino veintidós millones de abstencionistas, debe mostrar en las calles su interés por la paz como están haciéndolo los estudiantes en las principales ciudades. Sólo así se derrotarán los intereses egoístas del país político y se impondrá la paz como derecho fundamental para los colombianos.