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La Plata

 En días pasados visité nuevamente La Plata, uno de los pueblos emblemáticos del Huila por su historia tan ligada a la lucha por la independencia, por sus gentes y por las fortalezas de su economía agropecuaria. Como siempre lo hago cada vez que voy a algún lugar, me gusta recorrer las calles de los pueblos que visito. En el caso de La Plata lo hice ante todo movido por el interés de volver a ver La Meseta, lugar que conocí hace cuarenta años, sitio que inmortalizó el compositor Jorge Villamil Cordovez con Noches de La Plata, una de sus más famosas canciones que se escucha en los eventos de música colombiana. Vicente Silva en su libro Huellas de Villamil escribe que “según interpretes, directores y arreglistas, el vals de homenaje a La Plata es la más completa de todas las creaciones de Villamil puesto que su estructura musical es más compleja y mejor elaborada que cualquiera otra de sus obras”. Dice igualmente que en marzo del 2000, el Concejo Municipal, mediante el Acuerdo No 012, declaró himno de este municipio a Noches de La Plata, nombre con el que también se le conoce.

Para quienes valoramos los diversos íconos culturales que la historia se ha encargado de construir, visitar hoy La Meseta es una frustración. Siempre me imaginé que la casa donde vivió doña Ana Julia y que sirvió de inspiración para la hermosa letra de la canción, subsistía intacta, que seguramente era patrimonio arquitectónico del municipio y epicentro de su vida cultural y, por consiguiente, un sitio turístico excepcional para mostrar a los visitantes de la ciudad. Sentí pena ajena cuando vi lo que ahora existe allí. Comprendí que las autoridades que ha tenido ese municipio han sido inferiores a los destinos de la historia.

Al seguir por sus calles, entré a la galería. No podía creer que a estas alturas un municipio como La Plata tuviera como sitio de encuentro de lo urbano con lo rural, una galería tan sucia, tan desproporcionada a las necesidades comerciales y tan en el centro de la población, a la cual se hace difícil acceder por la congestión inaudita de motocicletas y de vehículos sin control. Comprendí que hay algo que no va con el progreso local y que demanda de la elección de alcaldes que valoren este municipio en su verdadera dimensión económica, social y urbana. La Plata se merece esto y mucho más como eje que es de una economía regional que avanza más allá de los límites del Huila.