La Nación
COLUMNISTAS

Modernizacion de la Iglesia católica

El dedo en la llaga

Desde que llegó al papado, Jorge Mario Bergoglio ha insistido en que los sacerdotes y las jerarquías se dediquen a lo importante como es la evangelización, el amor al prójimo y la ayuda al necesitado.

Dentro de su prédica ha hecho un llamado a que dejen de perseguir a los homosexuales, que hay cosas más importantes.

Ahora el Sínodo de obispos que se reúne por estos días, los obispos están dando un giro a esa política persecutoria y contraria a los dictados de Jesús, y han señalado que las personas con tendencia homosexual deben ser respetados y tratados con la dignidad de cualquier ser humano.

Además que estas personas tienen mucho que ofrecer, virtudes y dones que quiere la iglesia Católica. Que cambio de palabras y de enfoque. Ya hay una serie de lastres que carga la mayor religión del mundo, como la imposibilidad de que los sacerdotes o monjas se casen o que las mujeres oficien misa, esto que no es dogmatico sino creación del hombre, también está bajo la mira del Papa Francisco, de hecho hace algunos meses recibió una carta firmada por las esposas clandestinas de sacerdotes católicos que conviven en las sombras con sus cónyuges y han conformado una familia, de esas hay muchas, inclusive en pueblos del Huila se sabe, se conoce o se intuye que la señora que le asea la casa parroquial al señor Padre, no tiene una simple relación laboral, sino que se comparte intimidad, o que los llamados “sobrinos”, no son otra cosa que los verdaderos hijos. Casi todas las facciones religiosas derivadas del cristianismo permiten a las mujeres oficiar misa y ordenase sacerdotisas como por ejemplo, los Anglicanos. También casi todas, permiten que sus pastores se casen, para no ir tan lejos todas las religiones llamadas popularmente como “evangélicas” ya tienen en sus ministros ejemplos de matrimonios sanos y consagrados a Dios.

La iglesia Católica tiene que modernizarse, asumir actitudes más progresistas, basados en la verdadera fe y no en creaciones artificiales del hombre, no en vano, se han reducido las mujeres y hombres que quieren hoy en día ser sacerdotes o monjas, casi nadie acude al llamado del señor, en la medida en que las reglas son tan arcaicas que muchos prefieren servir a Dios desde otras iglesias o como laicos, no es sino ir a misa en donde muchas parejas de casados ayudan a oficiar la misa o inclusive entregan la comunión. En fin si la iglesia quiere sobrevivir y vivir en las enseñanzas de Cristo debe hacer profundos cambios, al menos ya empezó con el Sínodo.