La Nación
EDITORIAL

Navegación fluvial

Se ha firmado uno de los más grandes contratos estatales del presente Gobierno, entre Cormagdalena y Navelena S.A.S., que busca la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena; según el mismo presidente Juan Manuel Santos, se trata del proyecto de infraestructura más ambicioso de su administración. Se ejecutarán obras con una inversión de 2.5 billones de pesos, en un lapso de 13 años, que cambiarán la historia del Magdalena e impactarán positivamente en cerca de 57 municipios ribereños del área de 908 kilómetros entre La Dorada, Caldas y la capital del Atlántico, Barranquilla.

Por fin pareciera que Colombia se está tomando en serio la recuperación de un modo de transporte que, es de lejos, el de menor costo y mayor efectividad para el comercio de mercancías, y que en los países más desarrollados constituye elemento sustancial de sus economías, sin dejar de mencionar que la navegación fluvial fue una de las primeras modalidades de movilización, incluso en una de las etapas de la prehistoria. Los ríos fueron, en el caso colombiano, las vías más importantes para la Conquista, la Colonia y buena parte de las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX, pero entraron en declive tras la construcción de las carreteras más importantes y el desarrollo de las vías férreas. Lastimosamente los dos modos de transporte que sepultaron los caminos fluviales han tenido dos destinos desafortunados: nuestra infraestructura terrestre es altamente deficiente, atrasada y compleja por las características de la geografía, en tanto que los ferrocarriles hace rato dejaron de circular con excepción de pequeños tramos con carga en el centro y occidente del país.

Este mega proyecto, que ha quedado en manos de una gigantesca empresa, hace entonces honor y reivindica lo que ha significado para nuestra historia el río Magdalena, corazón más que arteria del desarrollo nacional por más de cuatro siglos; y aunque hemos dicho que echamos de menos que el grueso de todo el gran plan sobre el río se destinará a su navegabilidad, olvidando la trascendencia de la zona alta donde nace y discurre sus primeros 250 kilómetros, es altamente significativo que se avance en poner sus aguas al servicio de la economía con la que pretendemos insertarnos al mercado global.

Es optimista el panorama; se prevé que en un año se habiliten unos 650 kilómetros gracias a los trabajos hidráulicos de encauzamiento, consistentes en tareas de colocación de roca en el área comprendida entre Puerto Salgar, La Dorada y Barrancabermeja, con lo cual el río comenzará a hacer su propio dragado. En el Huila, mientras tanto, el río sigue siendo blanco de la peor contaminación, al convertirse en la cloaca de todos los municipios.

Véase una cifra no más de lo que representa la navegación fluvial: mientras en un camión se transportan, en promedio, 20 toneladas de mercancía, en un barco esa cifra puede llegar a mil toneladas por cada nave, en tanto que el ferrocarril se sitúa en la mitad con 200 toneladas. Esperamos que estos grandes planes se cumplan y veamos, en el corto y mediano plazo, al río Magdalena convertido en la gran vía nacional de nuevo.

“En el Huila, mientras tanto, el río sigue siendo blanco de la peor contaminación, al convertirse en la cloaca de todos los municipios”.

Editorialito

María Elisa Tovar de Reina, líder de la comuna Cinco recibió el galardón ‘Mujer Virtud Neivana’ en reconocimiento al arduo trabajo comunitario. Igual exaltación para Sixta Tulia Agredo de Silva y Mercedes González Ortigoza segundo y tercer lugares. Un merecido aplauso a voceras de la comunidad.