Albeiro Castro Yépez
La Ocupación Hotelera es uno de los parámetros que permite conocer el grado de madurez de un destino turístico, la Organización Mundial de Turismo utiliza este indicador como referente al momento de evaluar el desarrollo turístico de sus países afiliados; la OMT ha establecido algunos indicadores que resultan importantes de tener en cuenta a la hora del análisis del comportamiento de los destinos, entre ellos, se dice que la Ocupación promedio de la industria del alojamiento en el mundo es del 65%, y que, el punto de equilibrio para la operación hotelera es el 44%, dos indicadores que orientan el desarrollo del sector.
En este sentido, la Asociación Hotelera y Turística de Colombia, Cotelco a través de su Presidente Ejecutivo Gustavo Adolfo Toro Velásquez, promulgó las cifras correspondientes al año 2018, reconociendo con alborozo que la industria del alojamiento logró registrar un 55.46%, resaltando que es el Índice de Ocupación Hotelera más alto de los últimos 11 años, una noticia realmente alentadora para la economía turística del país. Llama la atención que los destinos nacionales que lideran el Indicador son San Andrés con un registro del 79.27% y Cartagena de Indias con el 66.68%, registro que consolida el concepto del mercado nacional que marca como tendencia del colombiano el consumo del producto turístico sol & playa. Complementan el cuadro de honor, el departamento de Antioquia con un Índice de del 61.30% percibiéndose un gran peso de Medellín, cierra Bogotá con el 59.69% una ciudad articuladora que le ha apostado al desarrollo del turismo corporativo.
Por su parte, el Huila, se sitúa en el grupo de departamentos en crecimiento, con registro de 2.85 puntos porcentuales que le permiten frisar el 40% como Índice de Ocupación Hotelera para el año 2018. Si bien, el indicador para el Huila puede ser bueno, muestra que se está cuatro puntos porcentuales por debajo del punto de equilibrio, una clara señal de alarma empresarial, pues unos hoteles por su calidad y gestión de mercadeo pueden estar ubicados en zonas de confort, otros, por el contrario, pueden estar atravesando situaciones financieras difíciles. Generalmente para este tipo de problemáticas los técnicos recomiendan una mejor gestión de marketing, pero, para el caso del Huila, adicionalmente se debe trabajar en el mejoramiento de la vía 45 en el tramo Neiva-San Agustín, la vía muestra franco deterioro, pasos difíciles que retardan los tiempos de conexión como lo son: Pericongo, el famoso “Túnel de Trapichito”, y por supuesto la inexistencia de las variantes de Campoalegre, Hobo y Gigante. Seguramente, otros temas también resulten relevantes, pero se ha creado la percepción nacional que el tránsito por las vías del Huila es complicado requiriéndose altas dosis de paciencia.