La Nación
COLUMNISTAS

Siete de Agosto. Por Rodrigo Villalba Mosquera

Ésta fecha conmemorativa de la Batalla de Boyacá es festivo Patrio en honor de la definitiva contienda libertadora, y por lo histórica ha sido escogida para la posesión de nuestros Presidentes al inicio de sus periodos

Ésta fecha conmemorativa de la Batalla de Boyacá es festivo Patrio en honor de la definitiva contienda libertadora, y por lo histórica ha sido escogida para la posesión de nuestros Presidentes al inicio de sus periodos, y ahora le corresponde a Santos en la mitad de su cuatrienio hacer balance de su gestión, que no es totalmente satisfactorio como lo pregona el ejecutivo, ni tampoco “catastrófico”  como lo publicitan sus detractores; creo que al frente del Gobierno hay un estadista, visionario, que cree en demasía en la institucionalidad, y sin duda su liderazgo se afecta por el caudillismo de su antecesor. Hay que reconocerle un buen balance en la economía, que a pesar de los problemas económicos en la gran potencia del norte y la unión europea, acá estamos creciendo a un ritmo aceptable, como tampoco se puede ocultar los resultados en las relaciones exteriores, recuperando mercados con nuestros vecinos y socios naturales, y haciéndose reconocer como una Nación de gentes ante la comunidad Internacional. En la lucha contra la pobreza  y el desempleo los resultados son palpables. Pero presenta un desbalance en la mayor parte de las locomotoras,  estrategia para desarrollar los programas Gubernamentales, encontrándose  ineficiencia de los maquinistas o ejecutores, y son muy pocas las que se salvan. En el campo político también es negativo el balance, pues a pesar de  tener a su  alrededor una coalición de Unidad Nacional con más del 80% de la Representación Partidista y a su alcance los instrumentos legislativos para desarrollar su Plan, ha sido ingenuo en creer que automáticamente cuenta con todos durante todo el tiempo, sin mirar las circunstancias de tiempo, modo y lugar, y éstas son cambiantes; la dinámica política intensa del último año presenta un panorama distinto, tanto es así que hoy en el seno de su propia coalición hay es un esquema de Gobierno- oposición irreversible, sin lugar a recomposición para volver al estado de antes como ingenuamente el Gobierno puede pensar. De aquí en adelante  que no se haga ilusiones el ejecutivo de volver al ambiente tranquilo de su primer año y medio, le corresponde completar la estrategia que ha diseñado para comunicar a la opinión pública sus logros, con un Presidente más cercano como lo está haciendo en la “Vuelta a Colombia”; pero con la misma intensión  de posicionarse de nuevo, debe reestructurar su gabinete Ministerial como el equipo de altos funcionarios  encargados de ejecutar sus programas, “el palo no está para cucharas”. El cambio tiene que ser estructural, “ya y ahora”.