La Nación
EDITORIAL

Trago amargo

La caída de la producción, los bajos precios del grano y el desplome del dólar frente al peso tienen a la caficultura nacional sumida en la peor crisis de la historia. La caída de la producción, los bajos precios del grano y el desplome del dólar frente al peso tienen a la caficultura nacional sumida en la peor crisis de la historia. El declive de los precios del café en los mercados internacionales está generado una crisis significativa en el sector cafetero con serias repercusiones económicas, sociales y ambientales. La actual crisis en los precios no es solamente parte de un fenómeno cíclico, sino también una consecuencia directa de la nueva estructura del mercado. Y lo más alarmante es que las proyecciones de precios para el corto plazo no son alentadoras. Sino se estabiliza un precio interno que sea rentable y remunerativo, que compense no solo los costos de producción sino que deje un margen para poder reinvertir en el cultivo el año entrante, el derrumbe estructural de la caficultura será total. Así de sencillo. Ante esta situación los cultivadores de las principales zonas cafeteras se movilizarán a partir de mañana, reclamando al gobierno una fórmula de solución que proteja el ingreso, que establezca medidas para blindar los precios y darle estabilidad. De lo contrario, el panorama será gris. Un trago amargo que deben pasar los productores, en su mayoría pequeños propietarios que comienzan a sentir en carne propia el peso de la crisis. Si bien, el Huila salvó la producción nacional al aumentar su producción y su área sembrada, la baja rentabilidad pone en alto riesgo la estabilidad de miles de familias productoras. No sólo se trata de baja productividad. También de la tardía reacción del gobierno y de unas instituciones cafeteras que no se renuevan, que siguen actuando para un mundo distinto al actual, pero que impiden reingeniería en sus propias estructuras. Es cierto que se ha avanzado en renovación, que se han otorgado algunos incentivos para aliviar la crisis. Pero el gobierno ha sido sordo en atender los reclamos y reaccionar frente a la actual crisis de precios. Pero poco ha hecho para seguir en la onda de la competitividad, modernizar las instituciones cafeteras y dinamizar el sector. Y no solo el gobierno. También la dirigencia política tiene una responsabilidad en avanzar en definir políticas públicas. La Asamblea del Huila dio un paso en ese sentido, importante. Y otra realidad. Además del descenso en la producción, se están empobreciendo y envejeciendo no solo los cultivos sino los cultivadores. No obstante, la institucionalidad cafetera no reacciona. Si la clase política no fue capaz de frenar el raponazo que se advertía en materia de regalías petroleras, deben ahora, por lo menos hacer causa común para evitar, que la caficultura, una de las apuestas productivas más representativas no se ahogue en medio de la crisis. DESTACADO “Sino se estabiliza un precio interno que sea rentable y remunerativo, que compense no solo los costos de producción sino que deje un margen para poder reinvertir en el cultivo el año entrante, el derrumbe estructural de la caficultura será total.”. Editoritalito El taponamiento de la carretera al sur entre Hobo y Gigante, por parte de miles de indígenas está afectando la movilidad en el sur del país. Pese a los acuerdos para evitar bloqueos ayer se reanudaron afectando el tránsito terrestre. No hay derecho.