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¿Existe el sexismo lingüístico? 1 23 abril, 2024
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¿Existe el sexismo lingüístico?

La Real Academia Española (RAE) revela informe ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’ y crítica nueve guías sobre lenguaje no sexista La Real Academia Española (RAE) revela informe  ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’ y crítica nueve guías sobre lenguaje no sexista. La RAE asegura que si se aplicaran las directrices de las guías de lenguaje no sexista “no se podría hablar”. MADRID  (AFP) – Los hispanohablantes no necesitan modificar su uso del idioma para huir del sexismo, evitando utilizar el masculino para designar a hombres y mujeres o feminizando el nombre de algunas profesiones, considera un informe aprobado esta semana por la Real Academia Española (RAE). foto 01 ignacio-bosque-ernestoagudo--644x362Titulado “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer” y elaborado por el profesor Ignacio Bosque, el informe fue “aprobado por todos los académicos asistentes al último pleno de la corporación”,  anunció la RAE. El texto, divulgado en la página web de la Academia, critica nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas en España por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, a las que acusa de haber prescindido de lingüistas para su confección. “No deja de resultar inquietante que, desde dependencias oficiales (…) se sugiera la conveniencia de extender -y es de suponer que de enseñar- un conjunto de variantes lingüísticas que anulan distinciones sintácticas y léxicas conocidas”, considera Bosque. Así, estas guías proponen por ejemplo utilizar palabras como “la ciudadanía” en lugar de “los ciudadanos” o “el profesorado” en lugar de “los profesores” para hablar de grupos compuestos por hombres y mujeres. Sí al uso genérico Sin embargo, Bosque defiende que “el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical” español y que no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas”. “No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños”, fustiga. Asimismo, “no parecen admitir estas guías que una profesional de la judicatura puede elegir entre ser juez o jueza”, critica el académico, considerando que las pautas propuestas por estas guías están únicamente pensadas para el lenguaje oficial y que si se aplicasen estrictamente “no se podría hablar”. Entre los académicos que aprobaron el informe figuran personalidades de las letras como Luis Goytisolo, Arturo Pérez-Reverte, Soledad Puértolas y académicos correspondientes como el nicaragüense Francisco Arellano, la argentina Norma Carricaburo y la salvadoreña Ana María Nafría. Reflexión’ ‘Nadie pone hoy en cuestión que la labor que llevan a cabo los profesores de Lengua en la Enseñanza Media constituye una parte esencial de la educación de nuestros jóvenes. Entre sus múltiples tareas está la de conseguir que adquieran cierta soltura en el uso del idioma, distingan matices léxicos y gramaticales, y sean capaces de hablar y escribir con corrección. El profesor de Lengua deberá decidir, como es lógico, qué normas explica en sus clases. Habrá de pensar si recomienda a sus alumnos que escriban l@s niñ@s, l@s actores/as normalmente involucrad@s   y alumn@s o funcionari@s, o deberá, por el contrario, pedir a sus alumnos que eviten estas expresiones, tal como recomienda la RAE, junto con todas las gramáticas normativas y los manuales de estilo de los medios de comunicación’, afirma el profesor Ignacio Bosque. No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños, y, en general, que, si existen contextos en que alguno de estos sustantivos abstractos equivalga a un colectivo de persona, están sumamente restringidos. La enseñanza de la lengua a los jóvenes constituye una tarea de vital importancia. Consiste, en buena medida, en ayudarlos a descubrir sus sutilezas y comprender sus secretos. Se trata de lograr que aprendan a usar el idioma para expresarse con corrección y con rigor; de contribuir a que lo empleen para argumentar, desarrollar sus pensamientos, defender sus ideas, luchar por sus derechos y realizarse personal y profesionalmente. En plena igualdad, por supuesto.