La Nación
COLUMNISTAS

Familias en Acción y educación

La mayoría de evaluaciones de Familias en Acción ha encontrado que, aunque el programa ha aumentado el número de estudiantes matriculados y los niveles de asistencia escolar, no ha logrado mejorar el desempeño académico de los estudiantes beneficiarios. Matero Trujillo La mayoría de evaluaciones de Familias en Acción ha encontrado que, aunque el programa ha aumentado el número de estudiantes matriculados y los niveles de asistencia escolar, no ha logrado mejorar el desempeño académico de los estudiantes beneficiarios. Esto es una gran falencia dado que su objetivo final es  aumentar el capital humano de las personas de escasos recursos para que puedan romper el ciclo de pobreza. La falta de aspiraciones entre los más necesitados puede crear ‘trampas de pobreza’ que les dificulta superar su situación. Esa falta de esperanza en el futuro, por su parte, afecta la motivación de los estudiantes pobres en la secundaria, los cuales terminan poniendo menos esfuerzo en sus estudios. Para romper con ese ciclo es importante, entonces, crear incentivos apropiados. Muchas veces el problema no es tanto de falta de recursos o, por lo menos, con los recursos existentes pero con un mejor diseño de las políticas sociales se podrían obtener mejores resultados. Si bien es necesario mejorar la calidad de la educación en general, en el caso específico de Familias en Acción el programa se podría complementar con otras intervenciones que incentiven a los estudiantes beneficiarios a tener un mejor desempeño académico. El subsidio escolar se podría condicionar al rendimiento académico del estudiante (por ejemplo, a no perder logros) y no sólo a la asistencia escolar como ocurre hoy. Parte de este subsidio se podría depositar directamente a una cuenta restringida a nombre del estudiante al comienzo de cada bimestre. Si el estudiante pierde ‘logros académicos’ al final se le debita la cantidad respectiva a ese bimestre. Esto hace más eficiente el incentivo al tener un horizonte de corto plazo y aprovechar el ‘efecto dotación’ según el cual las personas tendemos a darle un mayor valor a nuestras cosas propias y que, de acuerdo a un estudio reciente, se puede aprovechar en el campo de la educación. Al terminar la secundaria, los estudiantes que se matriculen en una institución de educación superior podrán utilizar los fondos de esa cuenta restringida. El incentivo anterior se podría complementar otorgando una beca para estudios superiores a los beneficiarios con los mejores puntajes en las Pruebas Saber 11 en cada municipio. Las becas se deberían otorgar en actos públicos en donde se reconozca no solamente el esfuerzo de los estudiantes sino también la contribución de los respectivos profesores y padres de familia. Es crucial involucrar a estos últimos porque sus aspiraciones influyen en las aspiraciones de los estudiantes. Por último, se podría explorar la posibilidad de realizar ‘contratos metafóricos’ entre los padres de familia y los gestores del programa en donde aquellos se comprometan, por ejemplo, a leer frecuentemente a sus hijos pequeños o a generar el ambiente propicio en sus casas para que ellos estudien. www.mateotrujillos.blogspot.com