Nadie tan emprendedor, coherente y decidido, como Fidel Castro. Es cierto, su espíritu no “descansará jamás en paz” hasta que sus sueños se vean irradiados en toda América Latina, en el mejor averno del planeta.
Contribuyó con la Historia de la Humanidad al demostrar que las teorías funcionan y son aplicables. Es el caso de Cuba, por ejemplo, nación socialista – marxista desde entonces.
Pocos los humanos que han llevado sus teorías a la “praxis” y las buscaron como se hocican las “utopías” en la vida, ejemplos son: Jesucristo, Constantino el Grande, Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, Newton, Lenin, Nelson Mandela, Martin Luther King, Einstein, Lord Keynes, entre otros.
“Se entiende la utopía como aquel plan, proyecto, doctrina o sistema óptimo o conveniente, que aparece como quimérico desde el punto de vista de las condiciones existentes en el instante de su enunciación” (ver Internet “Pensamiento Utópico”).
El planeta entero rinde homenaje al legendario guerrero de la Revolución cubana, la defendió de los EEUU durante más de 600 atentados en los que se utilizaron las más extravagantes triquiñuelas: Mujeres amantes armadas de puñales y cordones para degollar, cigarros embalsamados con dinamita, trajes cosidos con explosivos, comandos invasores, francotiradores al acecho, desodorantes altamente destructivos, vinos espumados en cianuro, etc.
Incomprendido muchas veces. Lo que hizo por Cuba sirvió de pedagogía revolucionaria para el pueblo latinoamericano (gobiernos, ejércitos y ciudadanos soñadores han seguido sus moralejas). Fue desmesuradamente adelantado a su época junto con el Ché Guevara, otro irremediable idealista.
Se equivocan quienes dicen que Fidel será el último revolucionario, “esos son los pesimistas…”
Otrosí: El siglo XX se caracterizó por la búsqueda de las mejores utopías. El XXI por evaporar utopías y quimeras, vivimos mundos pragmáticos y de negocios como los de Trump.