La Nación
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Fumigacion cerebral

A comienzos del año 1998, Neiva y el Huila padecían un pico epidémico de dengue, en esa ocasión con la colaboración del experto cubano Rafael Figueredo se realizó una agresiva estrategia que permitió bajar en menos de un mes el número de larvas del mosquito y por ende de adultos, generando por supuesto una dramática caída en los casos nuevos de la enfermedad. El Ministerio de Salud reconoció la gestión realizada, puso al departamento como ejemplo ante otros entes territoriales y la estrategia se presentó en varios escenarios nacionales e internacionales.

Poco después la Secretaría de Salud del Huila implementó la estrategia educativa para combatir el dengue, diseñada por Gladys Lozano y Paulina Fajardo, exactamente en la comuna seis de Neiva en donde se había tenido la mayor cantidad de casos, donde como parte de la asignatura de ciencias naturales se entrenaron a los profesores y a los niños de la escuela del Barrio Santa Isabel para combatir los criaderos del mosquito.

Durante los años siguientes el dengue estuvo controlado, de gastar cerca de $300 millones anuales en insecticida pasamos a no usarlo, el programa se mostró en varios escenarios y como anécdota recuerdo que mientras se presentaba en Cartagena, en el Congreso Mundial de Enfermedades Transmisibles, hubo una interrupción del suministro de energía y quien presidia la mesa decidió suspender la exposición, curiosamente esa persona era un alto ejecutivo de la empresa que comercializaba el veneno.  

La estrategia nos dejó entre otras la siguientes enseñanzas, en primer lugar que el suministro de agua es fundamental ya que la gente tiende a almacenarla y allí se crían los mosquitos; segundo, que aun con la disponibilidad garantizada y por aquello de las dificultades históricas que hemos tenido para el suministro del preciado líquido, tenemos la costumbre de almacenarla en albercas o tanques a los cuales no se les hace mantenimiento; tercero, que existen lotes abandonados en donde se dejan algunos desechos que se constituyen en criaderos del mosquito.

Hoy ante el padecimiento del Chicungunya la experiencia está ahí, el mosquito es el mismo, se requiere entonces hacer uso de lo aprendido y una gran liderazgo desde las Secretarías de Salud que permitan usar el conocimiento adquirido, sin fumigar obviamente que solo beneficia a los que venden el insecticida, hacerlo solo sirve para calmar la psiquis de algunos habitantes.

Dejemos entonces de fumigar el cerebro, hagámosle caso a la experiencia y al Ministro de Salud que así lo manifestó en Neiva la semana pasada.

garcia.francisco@javeriana.edu.co