Un nutrido acompañamiento al templo El Rosario y al cementerio de Garzón, tuvo la sicóloga Rubiela Suárez Angarita, fallecida el fin de semana después de haber soportado una fuerte dolencia que la llevó a la tumba. HUMBERTO SOSA SIMBAQUEVA LA NACIÓN, GARZÓN Un nutrido acompañamiento al templo El Rosario y al cementerio de Garzón, tuvo la sicóloga Rubiela Suárez Angarita, fallecida el fin de semana después de haber soportado una fuerte dolencia que la llevó a la tumba. La muerte causó conmoción especial en sus vecinos del barrio Juan Pablo II. Compañeros de labores de la Empresa Social del Estado María Auxiliadora y las autoridades que la vieron desempeñarse con lujo de detalles en diferentes cargos, hicieron presencia en el templo. La profesional de la Sicología, hacia parte de una familia humilde que a base de esfuerzo se formó profesionalmente y logró adelantar estudios de especialización en Administración de la Salud, por lo que tuvo méritos para ocupar la Gerencia del hospital de Altamira, en la administración del alcalde Amín Losada, quien lamentó la pérdida de esta mujer garzoneña honesta y trabajadora. Nuevo empleo Desde el primero de marzo había asumido el cargo de sicóloga en el programa de salud mental de la Secretaría de Salud del Municipio en convenio con la ESE, y venía desempeñando bien su cargo con responsabilidad, de acuerdo a lo manifestado por sus compañeras de trabajo. Ayer en las horas de la tarde su esposo e hijos ayudaron a cargar la caja mortuoria hacia el templo El Rosario, en donde la comunidad sacerdotal lamentó el fallecimiento de la mujer de 40 años y pidieron elevar plegarias por su descanso eterno, mientras el templo totalmente lleno, lamentaba la partida de quien constituyó un ejemplo de vida para la familia y para la misma comunidad de Garzón, en donde siempre se desempeñó en el sector salud y compartió su formación con los alumnos de diferentes instituciones educativas.