La anfitriona de la fiesta, Juanita del Pilar Silva Manchola, representante de Garzón, fue coronada como Reina Departamental de la Alegría. Como virreina fue elegida la señorita Neiva, Jessica Andrea Peña Mejía y como princesa Gigante, Julieth Vanessa Perdomo Cerón.
El jurado calificador tuvo en cuenta este año un elevado porcentaje folclórico y cultural, por lo que las candidatas tuvieron que además del baile del Sanjuanero Huilense y la muestra folclórica, interpretar instrumentos musicales, inclusive cantaron ante el jurado, por lo que se logró una mayor participación en las fiestas por parte de las representantes de cada municipio.
En los eventos populares del Parque Simón Bolívar, la gente disfrutó este año de una amplia programación que incluyó varios encuentros, que estuvieron a la altura de las grandes celebraciones. Los artistas y orquestas de la Concha Acústica, también resultaron de buen contenido.
La junta organizadora y el alcalde Delio González Carvajal, por decreto entregó por segundo año consecutivo el Taitapuro de Oro al periodista y presentador Mariano Ospina Andrade, quien después de más de 35 años de estar como maestro de ceremonias y de hacer parte de la investigación histórica de las fiestas del San Pedro, anunció su retiro de esta actividad para dedicarse en adelante al aporte al folclor, la cultura y el desarrollo integral del pueblo garzoneño.
Baile privado
Este año y por primera vez el Batallón Cacique Pigoanza facilitó la actividad del baile privado del Sanjuanero, la entrevista con el jurado, el desfile en traje de baño y ofrecieron un almuerzo en honor a las candidatas y a las delegaciones que fueron invitadas al evento, que resultó de gran aceptación para la comunidad, al igual que los desfiles folclóricos, de carrozas y comparsas.
El público este año mostró un buen comportamiento y lo que dejó satisfechas a las autoridades y organizadores, que no escatimaron esfuerzos para estar pendientes de que todo saliera como se había programado.
Balance
Nuevamente Garzón cumplió con el folclor y con las festividades sampedrinas, que movieron la economía y sobre todo mantuvieron en alto todo lo referente al fortalecimiento de la cultura y el desarrollo de las celebraciones, que a lo largo de 51 años han sido patrimonio de los garzoneños.