Albeiro Castro Yépez
En ocasiones el proceso de construcción de destinos turísticos resulta complejo por varias razones, la primera, la ausencia de sinergia entre los actores institucionales con los empresarios y las comunidades receptoras; la segunda, generalmente resulta traumática, pues se decide saltarse pasos metodológicos, siendo el de mayor frecuencia, iniciar promocionando productos que no se han estructurado, y la tercera, igualmente difícil, lanzar productos sin haber empoderado a los operadores locales del conocimiento del valor y significado del patrimonio turístico local.
Lo ideal es seguir la ruta, tema de amplia divulgación, esto es, soportado en bibliografía tanto de autores clásicos del marketing turístico, como de docentes, investigadores, centro de estudio, tanques de pensamiento turístico y por supuesto, como es el caso de Colombia, promulgando políticas publicas enfocadas en competitividad y promoción turística.
En este sentido, también se debe considerar que la irrupción del Covid-19, aceleró el proceso de adopción de las tecnologías de la comunicación, en principio todos felices anunciando sus productos y servicios a través de las redes sociales, cuyo principal redito es presumir de un gran volumen de “vistos”, “me gusta” o “likes”, que nos llevan a pensar, que, una gran cantidad de público conoce el producto turístico y en teoría estaría dispuesto a comprarlo; pero al momento de la evaluación, el resultado causa decepción, los indicadores de ventas son bajos; razón suficiente para pensar en la construcción de estrategias más eficientes, como la pauta en redes sociales focalizada en el segmento de mercado deseado.
La ortodoxia del marketing turístico, nos mueve a pensar en la necesidad de estructurar productos turísticos empoderando a los prestadores de servicios turísticos, especialmente a las agencias de viajes en la modalidad de operación local, quienes, al final, son los encargados de activar la cadena de servucción de su área de influencia, y posteriormente, de la mano de ellos llegar a los mercados emisores de turistas para la región prospectada.
Este paso, aparentemente simple, demanda de un cuidadoso ejercicio de inteligencia de mercados, enfocado en la identificación de las agencias de viajes y turismo ubicadas en el mercado emisor que comercializan productos y servicios similares a los que la región pretende promover. Cumplida la tarea, esto es, el ejercicio de inteligencia de mercados, el paso siguiente es el abordaje directo, cuyo objetivo final será lograr la inclusión del producto en los catálogos y portafolios de las agencias comercializadoras con sede en los mercados emisivos de turistas.
Las tendencias pos Covid-19, como ya se ha predicado ampliamente, se enfocan en la preferencia de actividades de contacto con la naturaleza en mix con a interactuación con las tradiciones culturales de las comunidades locales, tendencias para las cuales, el Huila cuenta con una amplia oferta en sus 37 municipios.