Guayabillas

Albeiro Castro Yépez

 

La historia sigue siendo un actor de primera línea al momento de estructurar productos turísticos, especialmente los relacionados con el turismo de naturaleza en sus diferentes manifestaciones, rural, agroturismo, aventura y ecoturismo, de tal manera que buscando estructurar un circuito cacaotero en Tarqui, me encontré con maravillosas historias de los albores de la hacienda ganadera del valle de Laboyos, unas ubicadas en la microcuenca de la quebrada El Hígado y otras en la del Hato; ambas espectaculares, casonas que han inspirado a compositores y poetas, significándole al terruño el reconocimiento como “Ruiseñor del Huila”.

Guayabillas es una de esas encantadoras haciendas, fundada en un lote de mil doscientas hectáreas, que por supuesto, hoy se ve aminorada por los continuos procesos de sucesión y fuente de recursos frescos para el cotidiano acervo familiar. Historias narradas por doña Imelda, excelsa anfitriona que sin omitir detalle presenta cada uno de los escenarios tanto de la finca, así como, los de su entorno, entre ellos, la formación de un bosque de galería protector de uno de los brazos de la quebrada El Hígado, bosque conformado por familias florísticas endémicas de las  estribaciones de la Serranía de Las Minas, ideal para quienes les gusta caminar a la vera de ríos y quebradas, sin desconocer que también se podrá encontrar con algunos mamíferos  menores y por supuesto una amplia variedad de aves, especialmente colonias de loros, entre ellos, el cascabel y el oréjiamarillo.

La casa tiene su encanto, mi padre dice nuestra anfitriona, fue un hombre visionario, hace más de cinco décadas construyó una piscina bar sumergido, un secreto que solo se puede entender cuando se visita el lugar, igualmente nos cuenta que por los años sesenta de la anterior centuria construyó de manera artesanal una antena repetidora de señal de televisión, posibilitándole a los vecinos vivir las trasmisiones de la visita del Papa y de la llegada del hombre a la luna. Actualmente la familia trabaja en la construcción de un alojamiento rural, una primera cabaña esta adecuada para recibir trece huéspedes, y se proyectan tres más, cada una con capacidad para cuatro personas. Desde Guayabillas se pueden realizar varios recorridos, como por ejemplo, caminatas cortas para aficionados, pero también de hasta seis kilómetros a la Loma Morada, para caminantes consagrados dispuestos a escalar doscientos metros, igualmente se pueden realzar algunos circuitos en bicicleta.

Otras visitas de interés son los recorridos por los cacaotales y los viñedos, incluida la participación en algunos procesos productivos. La cocina campesina permanece a la orden del día, exquisitas viandas tanto al desayuno, como almuerzo y cena deleitan el paladar del comensal. La estancia resulta ideal para un fin de semana o para una noche de pernoctación y dos días de actividades de contacto con la naturaleza.

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