Los habitantes de calle que han desertado de las comodidades que ofrece, por estos días, el Coliseo de Neiva, han llegado a invadir los locales comerciales del Malecón del río Magdalena.
En una ‘olla podrida’ se ha convertido para la comunidad del barrio Los Mártires el Malecón del río Magdalena que de norte a sur está invadido por habitantes de calle; aunque este ha sido un problema que viene de algunos años anteriores; algunos líderes del sector se dieron a la tarea de llegar hasta el lugar, de manera clandestina, y percatarse de la situación, a la que aseguran, las autoridades dejaron de “pararle bolas” desde hace mucho tiempo.
La coyuntura por el coronavirus ha desencadenado que el problema sea aun mayor; según afirman los habitantes del barrio, a cualquier hora del día ven llegar indigentes al sitio que sirve de guarida para el consumo y venta de sustancias alucinógenas.
Ayer, muy temprano, tres personas llegaron hasta el lugar y vieron lo que se reusaban a creer. El Malecón, que por muchos años, fue reconocido como el Pueblito Huilense, no es ni la sombra de lo que algún día fue. Se convirtió en un sitio donde reina el olvido y el abandono.
Los locales comerciales que, en su momento, fueron para lucir las artesanías propias de la región y ofrecer a los turistas que llegaban al Huila diferentes platos de comida típica; hoy sirven como el dormitorio de decenas de indigentes.
“Este lugar de noche es oscuro, no hay energía; las autoridades muy poco vienen y cuando lo hacen dan un paseo y se van. Encontramos muchos puntos donde creemos realizan fogatas. A veces da miedo salir de nuestras casas porque vemos muchas personas extrañas, sobre todo en horas de la noche, que entran y salen del Malecón”, dijo uno de los líderes que visitó ayer el Malecón, pero que prefirió reserva de su nombre.
Reiteradas denuncias
Varios de los habitantes de Los Mártires, barrio ubicado en la comuna 4 de Neiva, con los que habló LA NACIÓN aseguraron que de noche sienten olor a humo por eso no consideran que sea descabellada su hipótesis de que hagan fogatas bajo la luna que los acompaña mientras consumen la droga.
“Pero no solo son fogatas; hay hogueras también. Incluso cuando llegamos nos encontramos con varios de ellos realizando el desayuno. Otro factor que nos indica que viven allí. En este sitio que fue pensado para mostrar el folclor y la cultura de nuestra tierra es el monumento a la desidia”, manifestó otro de los habitantes.
Respecto a esta crisis, y teniendo en conocimiento que más de 60 habitantes de calle han salido del Coliseo de Neiva debido a la apertura de varias actividades económicas y a la ansiedad que genera la drogadicción, el coronel Héctor Ruiz, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Neiva aseguró que “quienes salen no vuelven a ingresar”.
Indicó que “la policía llega, puede sacarlos en el momento, pero ellos vuelven y no podemos retenerlos ni llevarlos a algún lugar”.
De hecho, la crisis sanitaria ha provocado que por bioseguridad no registren controles de este tipo con habitantes de calle o con personas de población vulnerable.
Intervención
La problemática y el abandono del Malecón del río Magdalena es un problema que viene de varios años atrás; los reiterados hechos de inseguridad y los malos olores obligaron a que nadie quisiera visitarlo. Ni siquiera, muchos de los dueños de los locales, volvieron.
Antes de finalizar la administración anterior quedaron aprobados los diseños para la intervención de esta obra que promete desarrollo a la región. El proyecto más importante es buscar darle la cara al río y aprovechar este recurso hídrico para atraer turistas al departamento, sin embargo, cinco meses después, la situación se condensa en una bomba de tiempo que promete explotar con prontitud.
