La Nación
Hablemos de ortorexia 1 23 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Hablemos de ortorexia

Consuelo Serrato de Plazas

«Comer es una necesidad, pero comer con inteligencia es un arte». Una de las célebres máximas del escritor François de La Rochefoucauld.

Mientras que en la columna anterior hacía referencia a las miles de millones de personas que se encuentran padeciendo el flagelo del hambre, en esta oportunidad quisiera referirme a la obsesión patológica por alimentarse de forma saludable, fenómeno más habitual de lo que nos pudiésemos llegar a imaginar. Es tal la fijación de quienes son cautivos de esta nociva tendencia que su vida gira entorno a la necesidad de planificar y monitorear no solo los componentes, sino también la preparación de los alimentos que van a ingerir.

A este afán compulsivo por mantenerse alerta en torno a la calidad de los alimentos que consume se le denomina ortorexia, término acuñado por el médico Steven Bratman, quien en su libro «Adictos a la comida sana» destaca que quienes la padecen «tienen un menú, en lugar de una vida». Sobre el particular resalta: «Para muchas personas, comer «correctamente» se ha convertido en una obsesión igualmente dañina, que les lleva a adoptar dietas cada vez más rígidas que no solo eliminan nutrientes y grupos de alimentos cruciales» sino que a la postre podrían comprometer su salud física, el bienestar emocional y las relaciones interpersonales.

Si bien es cierto manejar una dieta equilibrada es determinante para que el organismo funcione apropiadamente, también lo es que se requiere de un adecuado balance nutricional que se ajuste a las exigencias fisiológicas de cada quien, pues tanto la carencia, como la sobrecarga alimenticia es dañina para la salud. De ahí la importancia de  ingerir cantidades convenientes y oportunas que le aporten energía y vitalidad a cada organismo.

A modo de reflexión los invito para que fomentemos desde temprana edad una educación que favorezca el ejercicio de hábitos nutricionales sostenibles que conduzcan a la prevención de afecciones asociadas con trastornos de la conducta alimentaria  (TCA),  pues como lo expresara la artista estadounidense Alice Brock: «Somos lo que comemos, pero lo que comemos nos puede ayudar a ser mucho más de lo que somos».