Hace 10 años los habitantes del barrio Villa Magdalena, en el norte de Neiva, vivieron el peor día de sus vidas. Hace 10 años los habitantes del barrio Villa Magdalena, en el norte de Neiva, vivieron el peor día de sus vidas. El 14 de febrero de 2003, a las 5:00 a.m., cargas explosivas almacenadas en una vivienda del sector fueron activadas y luego sobrevino la tragedia. Hoy, una década después, quienes vivieron aquel drama, reconstruyen sus vidas, pero no olvidan la tragedia. MARIO PORTILLO LA NACIÓN, NEIVA Inevitablemente cada 14 de febrero, quienes fueron afectados por la explosión en una de las viviendas del barrio Villa Magdalena en 2003, reviven en sus memorias el fatídico hecho. A pesar de las dimensiones y afectaciones del estallido, los vecinos que aún viven allí y quienes ya se mudaron, han logrado renacer, aunque en su alma todavía quedan rezagos de dolor. Hoy esperan que las demandas contra el Estado prosperen. A simple vista, Villa Magdalena parece un sector en donde nunca se hubiese vivido un atentado terrorista. En el barrio los árboles, la calidez de la gente y la aparente calma que se vive, inspiran tranquilidad. Pero sin lugar a duda, cuando se dialoga con los vecinos del sector y especialmente con los que aún residen allí, luego de una década del cruento episodio del 14 de febrero de 2003, se evidencia que todavía quedan restos de tristeza y dolor en sus corazones. Y no es para menos, tal como lo mencionan los residentes de Villa Magdalena, un hecho como el registrado hace 10 años y en el que la vivienda ubicada en la Calle 65 No. 3-45 explotó con 200 kilos de nitrato de amonio multiplicado en R.D.X, no se borra fácilmente de la memoria. En aquel entonces, cuando un escuadrón de la Sijin ingresaba a la mencionada vivienda a hacer un allanamiento, un fuerte estallido estremeció el sector. Tal y como quedó registrado en la historia, desde el lugar se fraguaba un atentado contra el entonces presidente Álvaro Uribe, quien llegaría en un vuelo al aeropuerto Benito Salas, pero finalmente y tras el allanamiento, lo que se fraguó resultó como un fallido atentado que dejó 23 muertos y 45 heridos. Luego de una década… Cumplidos 10 años del trágico hecho que enlutó a la capital huilense y al país, quienes fueron afectados directamente se notan fortalecidos luego de los duelos respectivos y aunque los recuerdos los transporten a ese pasado violento, día a día y a punta de coraje reconstruyen sus vidas. “Continuar no ha sido un camino fácil, pero en medio de todo el dolor sufrido en aquella época, es lo que nos ha tocado hacer. Obviamente hace 10 años nos cambió la vida a quienes vivíamos en Villa Magdalena, nunca se borrará de nuestras memorias todo el sufrimiento, pero no había otro camino, teníamos que seguir adelante”, comentó Elodia Monje, actual presidenta JAC de Villa Magdalena y quien vivió el atentado. En medio del trabajo comunitario, a lo largo de este tiempo, los líderes del sector han encontrado barreras para unificar a la comunidad pero no han renunciado y por el contrario trabajan con más ahínco. “Siempre quedaron secuelas por el hecho. Ahora es muy difícil a veces convocar a la gente a que trabajemos en comunidad; uno, porque muchas personas de esa época se fueron y dos, porque en los pocos que quedaron se dio como un sentido del individualismo; pero precisamente eso lo estamos erradicando a punta de trabajo y sembrando en la gente amor hacia la comunidad, incentivando la participación y armonía que había antes y no es fácil, pero no damos el brazo a torcer”, expresó Yesid Rojas, tesorero de la JAC. ¿Abandono? Otra mirada tienen quienes años después de la tragedia se fueron del barrio y luego de una década regresaron, y en medio de los recuerdos, manifestaron la nostalgia, pues para ellos el sector está abandonado. “Tengo 26 años, hace seis me fui del barrio y ahora estoy radicada en Cali. Hace 10 años estaba haciendo bachillerato en el Liceo de Santa Librada y lo que vivimos fue horrible. Yo vivía a tres casas de la explosión y aún no olvido la nube blanca que cubrió todo y las escenas de dolor en las calles del barrio”. “Hoy regresé y me da tristeza recordar lo sucedido, pero me da más sentimiento ver que el barrio está abandonado. Acá la gente no sólo espera que las demandas contra el Estado salgan para reponerse de alguna forma, también aguardan por necesidades en vías, espacios públicos y seguridad”, mencionó Ligia Ramos. En efecto, por parte de la comunidad que allí reside, las voces son de reclamo hacia el Estado y las autoridades, para que no los dejen en el olvido. “Muchas veces el panorama es desalentador, aparte de lo que nos debe el Estado, también tenemos problemas de iluminación. De noche la Calle 64 que da acceso al barrio es un atracadero y además un peligro por la alta velocidad de los vehículos. Hemos pedido reductores pero no hemos tenido respuesta”. “Tenemos también el problema del ingreso por la Carrera Cuarta, EPN vino a arreglar 40 metros de alcantarillado y lamentablemente como siempre, vinieron, levantaron el pavimento, hicieron el trabajo y dejaron la brecha abierta, la calle está dañada”, explicó Yesid Rojas. Demandas Según comentó la comunidad, al momento del atentado y meses después del mismo, recibieron ayudas por parte de entidades privadas y algunos recursos por parte del Estado, pero nunca han recibido una indemnización como tal, por lo cual interpusieron demandas. “Todas las familias recibimos un auxilio de seis millones, pero era un subsidio de vivienda que cualquier persona que no ha sufrido un atentado de esos tiene derecho a recibirlo, no es una reparación total; es decir, no hemos recibido una ayuda por ser víctimas del terrorismo”. “Luego de las investigaciones, tuvimos pleno conocimiento que el Gobierno y las autoridades sabían que existía una amenaza de casa bomba, porque les habían avisado con anticipación y sin embargo ellos ni mandaron el personal idóneo, ni desalojaron el barrio y por eso se dio la tragedia. Es por eso que pusimos la demanda al Estado, para que haga la reparación de víctimas, enseres, también de daños psicológicos y morales”, agregó Elodia Monje. Homenaje Como un homenaje a las víctimas de la casa bomba, la comunidad de Villa Magdalena realizó ayer un acto sencillo pero significativo para ellos. Cerca al polideportivo del barrio, instalaron una figura en forma de libro, en el cual se dejó referencia del lugar afectado por el terrorismo y se leyó una proclama que rezaba: “La cultura le declara la paz a Neiva”. Al acto asistieron vecinos del barrio y líderes del sector. Las autoridades municipales fueron invitadas, pero no concurrieron al lugar. ‘Ningunos millones me devolverán a mi hija’ De tez morena y contextura media, a sus 49 años Yolanda Dussán, madre de Ingrid Dussán, joven que perdió la vida tras el atentado terrorista, dialogó con LA NACIÓN acerca de lo que ha seguido luego de una década. “La vida nunca va a ser la misma después de un suceso como el de Villa Magdalena. Yo decidí seguir adelante porque me quedaba otra hija y así me hubiesen quitado a mi niña (Ingrid), tenía que luchar y así lo hice”. “Fueron muy pocas las cosas que se me dañaron con el atentado, pero yo hubiera preferido perderlo todo, pero no a mi hija, es que por más millones que nos reconozcan, nada me la devolverá. Hoy siento rencor hacia la guerrilla por haber colocado los explosivos y a la Policía por no haber actuado como debían, previniendo la tragedia”. “Ahora sólo esperamos que las demandas prosperen porque yo soy empleada hace 17 años y quiero independizarme, uno a veces no quiere seguir adelante porque el vacío es muy grande, la verdad esto ha sido de voluntad, de fuerza, de lo que quienes hicieron el atentado no tienen: amor a la vida”, finalizó. ¿Cómo van las demandas? Marta Lucía Trujillo, una de las abogadas que lleva los casos de las víctimas de Villa Magdalena, explicó cómo avanza el proceso en el que los afectados demandaron al Estado colombiano. “La demanda se radicó hace más de nueve años, una vez se obtuvieron todos los documentos de las víctimas y se presentó ante el tribunal, en ese momento le correspondió al doctor Enrique Dussán, como magistrado, el conocimiento de la acción de grupo”. “Posteriormente se dictó un fallo. Desde hace cuatro años el magistrado y la sala lo fallaron acá en el Huila y luego se radicó una apelación al mismo para aumentar las cuantías de las víctimas, por cuanto se le disminuyó en unos aspectos en los daños morales”. “La apelación se radicó en agosto de 2009, es decir, que llevamos casi cuatro años a la espera de la confirmación de la apelación o el aumento de la apelación misma que se hizo. Esta demanda está haciendo curso en el Consejo de Estado y ahora en este momento está en manos de un magistrado consejero. Aún se mantiene el silencio, la mora judicial ha sido la respuesta”, comentó. ‘No más Villa Bomba’ Los habitantes de Villa Magdalena enviaron un mensaje a todos los neivanos y personas de otras latitudes, que aún al referirse al barrio, lo rotulan como ‘Villa Bomba’ “La verdad mucha gente se refiere al barrio como ‘Villa Bomba’ y eso lastima, por ejemplo cuando uno toma un taxi y le dice al chofer que lo traiga acá, la gente pregunta que si a Villa Bomba y eso es cruel, es como revivir lo que pasó. Por eso pedimos a los neivanos y a los colombianos que ya no manejen más eso de ‘Villa Bomba’, este barrio es Villa Magdalena y es un acto de respeto hacia nosotros llamarlo por su nombre real”, expresó Ligia Ramos. Así se observa actualmente el lote donde estaba ubicada la vivienda que hace 10 años fue destruida por completo. Con banderas y globos blancos, los vecinos del barrio asistieron al homenaje en honor a las víctimas del atentado. El concejal Jorge Patiño, el edil Carlos Umaña, líderes y vecinos del barrio, asistieron al homenaje en Villa Magdalena.