La Nación
¿Hemos tenido el coraje para cambiar? 2 24 abril, 2024
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¿Hemos tenido el coraje para cambiar?

El exgobernador del Huila, psicólogo clínico y psicoterapeuta, Carlos Julio González Villa, escribe sobre qué nos enseñó y qué estamos aprendiendo en esta crisis por el coronavirus. “Si no aprendimos de esta pandemia, ya nada nos podrá cambiar”, advierte.

 

¿Hemos tenido el coraje para cambiar? 8 24 abril, 2024

Carlos Julio González Villa

Psicólogo clínico y Psicoterapeuta

 

“Miedo es lo que se siente, valentía es lo que se hace” ― Emma Donoghue

Venimos de décadas en donde la familia ha perdido el poder de transformar, padres y madres delegando en otros la formación de sus hijos; la televisión y las redes sociales las grandes tutoras de nuestra sociedad; niños y jóvenes viviendo la otra pandemia; la de la soledad; deprimidos e indiferentes; con una apatía en aumento hacia el conocimiento, el crecimiento personal, incluso una desmotivación hacia la misma vida, en un mundo rendido ante el individualismo.

En medio de todo ello, con los altos indicadores de deterioro de la salud mental, vivimos esta inédita pandemia que desde las cuarentenas estrictas nos obligó en la pausa a buscarnos y ojalá a encontrarnos. ¿Qué nos enseñó? ¿Qué estamos aprendiendo? Además de la capacidad de afrontar y superar ¿qué está quedando y qué puede ser duradero? Consientes que cambiar es muy difícil, porque implica una decisión muy consiente, he aquí algunos marcadores para nuestra acción de cambio:

 

  1. La realidad la estamos construyendo.

Somos los narradores y diseñadores de los contenidos de nuestro propio guión de vida. Directores, protagonistas y hasta espectadores de nuestra propia película. Lo que nos pasa no es lo que nos pasa sino cómo lo interpretamos. Todos vivimos la realidad de una manera diferente, incluso ante las mismas circunstancias. Ser consientes de este poder nos permite a cada uno hacernos cargo de nuestra propia existencia. Trabajamos todo el tiempo en la construcción de nuestro proyecto de vida, lo que significa aclarar de dónde venimos, hacia dónde vamos y el vehículo en que viajamos, asunto al que poco tiempo habíamos dedicado. Preguntas poderosas como: En qué hemos gastado nuestra energía, interés y tiempo, con qué nos alegramos o entristecemos, a quienes decidimos querer, es todo parte de la construcción de esta realidad. La pandemia nos ha puesto en el espejo para entender que cada uno tiene el lápiz con el cual se escribe este guión.

 

  1. Somos emociones que caminamos.

¿Qué emociones hemos educado? ¿Cómo gestionamos nuestras emociones? El mundo emocional está profundamente vinculado con la felicidad y la realización. De hecho, el bienestar se explica por la inteligencia emocional; incluso hoy en medio de la angustia y la amenaza, con el surgimiento del miedo y la ansiedad, estamos aprendiendo el poder del aquí y el ahora, asunto que en las carreras de la vida que llevábamos no percibíamos. Conocer nuestras emociones, regularlas, canalizarlas y direccionarlas está muy relacionado con el verdadero desarrollo personal. Aprender a dominar nuestras emociones es un camino hacia una buena salud mental. Aprendimos que los humanos vivimos inmersos en numerosas redes afectivas; Argyle concluye que “del 60 a 65% de la felicidad resulta de tener quienes lo quieran a uno y a quienes querer”, esto lo estamos comprendiendo.

 

  1. El poder del lenguaje y la interacción.

Desde la palabra, la frase, la afirmación y la instalación de las creencias surge la auténtica fortaleza para afrontar y continuar; “¡soy fuerte!”, “soy débil”, “puedo”, “no puedo”, “merezco”, “no merezco”; son algunos ejemplos de lo que nos acompaña, el pensamiento tiene la virtud de modificar el mundo interior, nosotros finalmente somos lo que pensamos y terminamos siendo lo que creemos. En el silencio del aislamiento obligatorio, hemos aprendido a escuchar nuestros propios pensamientos y estamos comprendiendo que son el lápiz con el cual escribimos nuestro guión de vida. Eliminar lo tóxico desde el lenguaje: la palabra que ofende, la opinión que castiga, el pensamiento que juzga y la frase que auto-descalifica, se ha convertido en un aprendizaje valioso y ojalá en un cambio duradero. Hoy reconocemos el valor de la auténtica solidaridad, la importancia de la comunicación y sobre todo de cómo lo positivo nos fortalece.

 

  1. Trabajando el sentido y el significado de la vida.

Me preguntaron cuál es el antídoto ante el dolor y el sufrimiento, y de la mano de Viktor Frankl, en esa maravillosa obra “El hombre en busca de sentido” respondemos: el verdadero trabajo está en conquistar nuestro sentido y nuestro significado, comprender que lo único que nunca se nos podrá arrebatar es la libertad interior para elegir, no sólo hallar el propósito que nos motiva, sino comprender desde la fragilidad humana, y ojalá desde una dimensión espiritual, el maravilloso viaje, con sus altas y bajas, que la vida es. Como dijo alguien “mira la vida con ojos de turista, que ven belleza donde otros sólo ven rutina”.

 

Cambiar exige:

 

  • Conciencia, compromiso y decisión
  • Establecer un sentido de prioridades
  • Definir una estrategia
  • Reconocer y eliminar las barreras
  • Iniciar por pasos

 

En este vacío existencial del siglo XXI, aparece un virus que nos interrumpió la vida, nos obligó a hacernos preguntas y trabajar respuestas que nos conduzcan a ser mejores personas, más humanos, más conscientes y también más humildes. En sus manos está la decisión.