Píter Bonilla Díaz
Las encuestas, sobre todo las de medición partidista, no son fiables. Y si las hay, son una excepción. Unas, porque las hacen aparecer con resultados favorables a los intereses de la colectividad banderiza que las ordena. Otras, porque la cobertura de los entrevistados no es presencial. Siendo así menos creíble. Y porque no sondea de la mejor manera todos los estratos sociales. Por lo menos una buena cantidad de poblaciones y las distintas zonas rurales. Donde por supuesto también hay ciudadanía votante.
De realizarse en forma objetiva y con las especificaciones antes anotadas, desde luego que sirven muchísimo para que los candidatos y sectores políticos al que pertenecen, se den cuenta de su verdadera situación y en consecuencia, se realicen los ajustes de la estrategia comicial.
Como todo tiene sus lados positivo y negativo, ante tanto vergonzoso descache, se recuerdan los resultados que registraban cuando de manera arreglada para favorecer el fallido proceso “pacificador” de FarcSantos, en los distintos medios de comunicación social se difundieron con gran despliegue, gracias a la “mermelada”. Con un contundente más del ochenta por ciento a favor del SÍ y el restico por el NÓ. Todavía se tiene en la mente los definitivos resultados de las urnas. Que el traidor hizo caso omiso y se burló de la decisión mayoritaria del constituyente primario. Como se robó descaradamente la elección presidencial de Oscar Iván Zuluaga. Memorizo también que por esa causa y en esa época se planteó la necesidad de abolir estos sondeos, a no ser que se reglamentaran estrictamente. Y con veeduría internacional. Que también las pueden direccionar.
Ahora se vuelven a conocer las más variadas encuestas, destacándose la última, donde por ejemplo, Gustavo Petro Urrego, va arriba, algo lejos de otros por ahora pre candidatos presidenciales, sin los postulados, entre otros partidos, los del Centro Democrático y Conservatismo. Más los grupos que se aproximan al centro.
Sobre este registro hay que tener en cuenta que los aspirantes definidos por sus colectividades, que inicialmente aparecen de últimos, son los ganadores. Casos los de Andrés Pastrana Arango frente a Horacio Sepa Uribe y Noemí Sanín. Álvaro Uribe Vélez ante Serpa, quien le sacaba más de veinte puntos porcentuales y perdió de manera aplastante en primera vuelta. No sucedió lo mismo entre Zuluaga y Santos. Que no obstante haberlo derrotado en el primer intento, le armó el más aberrante de los entrampamientos,- palabreja que está de moda en la jerga de la corrupción- para, con el “hacker” Andrés Sepúlveda, tras un diabólico montaje, robarle descaradamente la presidencia.
En relación con el proceso eleccionario, y claro está, luego de conocer el acuerdo a que lleguen los sectores de centro y centro derecha para convenir un solo candidato, figuran por el momento destacados líderes del Uribismo como el ex ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, el Vice ministro de Defensa y ex parlamentario Rafael Nieto Loaiza, las senadoras Paloma Valencia y Paola Holguín. Incluso han propuesto al joven talentoso empresario Tomás Uribe Moreno. Preferiría que éste ocupara el segundo renglón de la lista cerrada al Senado de la Republica por el Centro Democrático. Ojalá en cabeza de Miguel Uribe Turbay.
En el Partido Conservador, el ex ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón y el ex gerente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry. La vice presidenta Martha Lucía Ramírez, que igualmente es conservadora y la más opcionada entre los azules. Iría por firmas. Pero… hay otro. El de la “mermelada corrupta”. No entiendo por qué hay congresistas de esa colectividad que lo tienen en el abanico sin ruborizarse. También los ex alcaldes, de Bogotá, Enrique Peñalosa Londoño, de origen libera; de Barranquilla, de Cambio Radical, Alejandro Char, y de Medellín, Federico Gutiérrez, de tradición conservadora.
De llegarse a un acuerdo, los anteriormente mencionados no tienen ninguna mácula. De pronto ligeramente política. Que a ello nadie escapa. Repito, a excepción del antes citado Santista. El desempeño de sus antecesores relacionados arriba, en la vida pública y privada ha sido proba, sin sombras, diáfana. De frente y a plena luz del día, como pulquérrimos trabajadores citadinos.
Condiciones que no tiene el candidato mamerto-fariano, de oscuros antecedentes. No solo en su actividad otrora subversiva y por lo tanto con las manos untadas de sangre, sino por su desorbitado populi-comunista, mitomanía, cinismo, y su fajo$ andanzas en la penumbra.
Que se aliste, entonces Petro, para que afronte todos los videos y escritos que recuerdan su pésima administración de la capital del país. Su tenebroso pasado y los non sanctos de este tiempo, como evidentemente ya aparecen profusamente en las redes sociales.
Luego, la gran mayoría de compatriotas no permitiremos que nuestra nación se convierta en otra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por eso, no hay nada que temer. Gustavo Petro, Sergio Fajardo y ninguno de la extrema izquierda llegarán a la jefatura de la república. Además por lo históricamente demostrado.