La Secretaría de Educación de Neiva y la Oficina de Gestión y Prevención del Riesgo de Desastres definirán hoy la suerte de los 170 estudiantes del colegio Roberto Durán Alvira, que se quedaron sin planta física porque la montaña amenaza con sepultar la construcción donde está funcionando.
El colegio ya no tiene baterías sanitarias porque la tierra que se desliza continuamente de la montaña las tapó. La amenaza en el colegio al igual que en 72 casas aledañas a la institución educativa es latente. Por ello, el Juzgado Séptimo Administrativo de Neiva mediante el fallo de una acción popular ordenó el traslado inmediato del colegio.
La acción popular que fue aceptada hace ocho años y fallada en esta semana, ordena también que las autoridades nacionales, departamentales y municipales que tienen que ver con la situación que se está presentando en Vegalarga realicen un pacto para darles solución a los habitantes de esa población de Neiva.
La medida cobija también a los moradores de la vereda Anacleto García, del municipio de Tello, que está en la línea que divide a los municipios de Tello y Neiva.
En acatamiento a la orden judicial la Dirección de Control del Riesgo de Neiva realizó un censo en Vegalarga para establecer cuántas son las viviendas que están en riesgo y medir su vulnerabilidad. El censo arrojó que en total en ese corregimiento hay 177 viviendas, de las cuales 72 están en riesgo no mitigable, es decir, hay que trasladarlas.
Estas casas son las que están junto al colegio Roberto Durán Alvira.
CLASES O MERCADO
La principal opción que tienen los estudiantes y profesores del colegio Roberto Durán Alvira, es la de trasladarse al polideportivo del poblado, pero la comunidad ve esta acción con pesimismo porque allí es donde funciona el mercado campesino.
La comunidad de Vegalarga ya se ha reunido con el rector del colegio y el corregidor, hoy le van a expresar a la comisión de la Alcaldía sus puntos de vista, las opciones y todo lo que conlleva trasladar el colegio para dar cumplimiento a la orden judicial.
“Ya el corregidor y el rector del colegio me han comentado varias opciones para trasladar el colegio y que se reanuden las clases; está el polideportivo, la casa cural y la escuela, que en estos momentos está desocupada”, dijo el director de la Oficina de Control del Riesgo de Neiva, Pedro Tinjacá.
El traslado sería por un lapso mientras se determina dónde se va a construir el nuevo colegio, pregunta que nadie responde porque todavía no se sabe a ciencia cierta si toca trasladar todo el caserío.
La situación en Vegalarga es conocida porque en un estudio de amenaza, vulnerabilidad y riesgo por fenómenos de origen geomorfológico o hidrológico realizado por la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, Cam, y la Gobernación del Huila, entre los años 2012 y 2016, se concluyó que para evitar una tragedia, que ya está técnicamente anunciada, urge trasladar o reubicar a Vegalarga, o al menos un gran porcentaje del centro poblado en contingencia, lo que significa hacer un gran esfuerzo económico y social para la reconstrucción.
NO SE VAN
En Vegalarga la mayoría de los habitantes se niega a abandonar sus hogares y desplazarse a otro sitio, a pesar de ser conscientes del inminente peligro que les puede costar quedarse. Se quejan de no conocer un diagnóstico socioeconómico y de predios, estudios geotécnicos, de suelos y ambientales.
Los pobladores señalan que existe un arraigo social por el territorio mucho más fuerte que una amenaza natural. Exigen que ante la situación expuesta las salidas deben ser concertadas con los gobiernos local y departamental.
El río Fortalecillas y los deslizamientos en las montañas amenazan a Vegalarga.