La Nación
Huelga de hambre por secuestro en Caquetá 1 29 marzo, 2024
JUDICIAL

Huelga de hambre por secuestro en Caquetá

Martha Ospina lleva esperando 11 años y cuatro meses a su esposo, el geólogo Gerardo Alberto Arandia Valentín, secuestrado por las Farc en el Caquetá. Martha Ospina lleva esperando 11 años y cuatro meses a su esposo, el geólogo Gerardo Alberto Arandia Valentín, secuestrado por las  Farc en el Caquetá. Ante la desesperación por ignorar el estado actual de su compañero, la mujer iniciará una huelga de hambre para exigir su inmediata liberación. LA NACIÓN, NEIVA Sensibilizar al país y exigir la inmediata liberación de su esposo, son los propósitos de Martha Ospina, la fiel compañera del geólogo  Gerardo Alberto Arandia Valentín, quien fue secuestrado el 20 de julio de 2000, por la columna Teófilo Forero de las Farc. HuelgaEl profesional realizaba el marco cartográfico de Santana Ramos en Puerto Rico (Caquetá), cuando fue plagiado. La empresa para la que trabajaba se desentendió de su situación y el hombre quedó a mereced de la agrupación armada. Martha Ospina aseguró que ante la negativa de la compañía por cancelar el plagio, la organización ‘sentenció’ a Arango a pagar su libertad con trabajo forzado durante dos años. Sin embargo, han transcurrido 11 años y cuatro meses y Gerardo Alberto no regresó a su hogar. Su esposa, quien participó en la última caravana realizada por la libertad de los secuestrados, decidió iniciar una huelga de hambre para presionar su retorno, porque aseguró que ya no soporta más el padecimiento y la incertidumbre. La desesperada mujer dijo que está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para intentar rescatar a su compañero, y llamar la atención del país sobre la situación de los secuestrados, las familias, los desaparecidos y los asesinados en cautiverio, que ella consideró, merecen un entierro digno. Esfuerzos sobrehumanos Martha Ospina dijo que las familias de los plagiados sufren un dolor constante e inimaginable. Nunca conoció la cifra que las Farc pedían por la libertad de su esposo, ya que esa fue una información privilegiada de la compañía y la Fiscalía. Para buscar la libertad de su esposo se metió a la zona de distención a hablar con los jefes guerrilleros, los buscó en la selva, fue a las  cárceles y acudió a decenas de fundaciones, entidades gubernamentales y Medicina Legal, sin embargo la respuesta fue la misma: incertidumbre. Los esfuerzos han sido inmensos, tuvo múltiples reuniones con Vicepresidencia y realizó gestiones con el Gobierno Nacional que resultaron totalmente inútiles. Martha, desesperada, sólo quiere que su esposo vuelva al hogar.